Su ingreso al mundo de los capos del narcotráfico se dio por la relación sentimental que sostenía su hermana con Mario Núñez Meza, jefe de plaza en Chihuahua del Cártel de Sinaloa.
El doctor jamás pensó que el curar a sicarios de la organización criminal le significaría ser pieza clave para que las autoridades de México y los Estados Unidos pudieran capturar a Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán.
Aunque sabía el riesgo que representaba atender a los integrantes del crimen organizado, decidió aceptar el trabajo para evitar poner en riesgo a su esposa e hijos.
Su fama de ‘salvador’ de sicarios le permitió sostener múltiples encuentros con Núñez Meza, quien tenía plena confianza en su familiar.
Sin embargo, ‘M-10’ intimidó en varias ocasiones al doctor e incluso lo corrió de su propio hogar, ya que la usaría como casa de seguridad del grupo criminal.
Narró en entrevista a Vice que al ser forzado por el capo a realizar actividades riesgosas, tuvo la idea de contactar a las corporaciones de seguridad para brindar información que permitiera la detención de los integrantes.
Su decisión final fue tomada el día que Núñez Meza lo obligó a recogerlo en la ciudad de Chihuahua para llevarlo a Ciudad Juárez.
El sicario le contó que en los próximos meses la violencia repuntaría en la entidad y le recomendó irse a los Estados Unidos.
Tras meditarlo, el doctor llamó a la DEA en el Paso, Texas; al conocer las autoridades del vínculo entre el doctor y el jefe de la célula de Sinaloa lo contactó y convenció a entrar en el programa de testigos protegidos para que con su información pudieran capturar al delincuente.
Fue así que en pocos meses volvió a reunirse con agentes de la FBI y de la DEA para dar la localización del ‘M-10’, así como el número de placas y teléfono.
Su información permitió la caída del sicario y el doctor no tuvo otra más que cruzar la frontera con su familia para evitar represalías.
Creyó que una nueva vida le estaba esperando, pero un día recibió una llamada inesperada.
Emma Coronel, esposa del ‘Chapo’, le ofreció 25 mil pesos semanales para que trabajara con la organización del Pacífico.
El médico rechazó la oferta, pero la mujer le pidió reconsiderar y le entregó un número telefónico para que la contactara en caso de cambiar de opinión.
La DEA conoció el hecho y otra vez tuvo reuniones con él, su fin era usar la información para que capturaran al peligroso criminal.
Los datos entregados ayudaron a que el 22 de febrero de 2014 la Marina detuviera en un complejo de departamentos de Mazatlán, Sinaloa, a Guzmán Loera.
Al momento de su detención lo acompañaba su esposa Emma.
Pero el doctor nunca esperó que la DEA le diera la espalda y lo abandonara a su suerte.
Cuenta que entre los privilegios otorgados por el Gobierno de los Estados Unidos tenía beneficios migratorios, uno de ellos era el cruzar una vez al mes la frontera para visitar a su familia.
La esposa del doctor viajó a México, pero al intentar regresar a la unión americana, el Departamento de Protección y Aduanas Fronterizas (CBP) le prohibió su reingreso.
En ese momento se dio cuenta que la DEA lo utilizó y aparentemente lo había abandonado a su suerte.
Actualmente está en espera de que su esposa regrese con él y sus hijos, pero para eso deberán arreglar la situación migratoria.
Confesó que temió por su vida cuando el sicario se fugó del penal de Almoloya, pero al ser recapturado estuvo más tranquilo.
Espera que el grupo criminal no lo busque para cobrar su traición, y que de nuevo sea protegido por las autoridades.
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