Surgieron a finales del siglo XX como el brazo armado del ‘Cártel del Golfo’, los sicarios identificados como los ‘Zetas’ se lograron expandir por casi todo el territorio nacional de forma rápida.
El grupo criminal fundado presuntamente por ex militares de élite se impuso en la lucha para controlar el tráfico de drogas gracias a sus actos que rayan en lo sanguinario.
En la actualidad casi todos los principales operadores de la organización delictiva fueron detenidos o abatidos por las autoridades, otros tantos asesinados por sicarios de cárteles como Jalisco Nueva Generación, Sinaloa y Los Caballeros Templarios.
La administración de Felipe Calderón Hinojosa aseguró que la desarticulación de los ‘Zetas’ era una de las prioridades de la denominada ‘Guerra contra el Narco’; pero su aniquilación fue posible hasta el arranque del gobierno de Enrique Peña Nieto.
Fue la propia Procuraduría General de la República (PGR) la que documentó que las cabecillas del grupo delictivo como Heriberto Lazcano ‘El Lazca’, Jesús Enrique Herrejón ‘El Mimón’, Miguel Ángel Treviño ‘Z-40’ y Óscar Omar Treviño Morales ‘Z-42’, fueron abatidas o detenidas.
Su expansión por 22 de las 32 entidades de México y países de Centroamérica fue posible gracias al salvajismo con el que actuaron contra sus enemigos; autoridades documentaron masacres ejecutadas por los ‘Zetas’, nunca antes vistas en la historia moderna.
Las más recordadas se realizaron en el Noreste de la nación; una de ellas la perpetraron contra más de 70 migrantes en el municipio de San Fernando, Tamaulipas.
Un comando de los Zetas privó de su libertad a las personas que buscaban llegar a los Estados Unidos, principalmente centroamericanos, y los llevaron a un rancho donde presuntamente les exigieron cometer delitos; pero al negarse decidieron asesinarlos.
Sus actividades no sólo se centraron en el tráfico de drogas, fueron los primeros en cobrar extorsionar a los empresarios, en secuestrar, traficar personas y comerciar con piratería.
A causa de que el dueño del Casino Royale, en Monterrey, se negó a seguir pagando el llamado ‘derecho de piso’, los Zetas decidieron incendiar el local, sin importarles las personas que estaban dentro.
Este acto salvaje acabó con la vida de 52 personas; entre clientes y empleados.
Una masacre no tan difundida pero que no puede ser pasada por alto la cometieron en el pueblo de Allende, Coahuila. Los sicarios desaparecieron de forma oficial a 42 pobladores, pero se habla que entre el 18 y 20 de marzo de 2011 se encargaron de secuestrar a mínimo 300 personas.
Aparentemente los jefes Zetas señalaron que en ese poblado residía un hombre que los traicionó y para darle un escarmiento debían matarlo a él, a sus familiares y a sus empleados.
De la terrible matanza presuntamente sólo sobrevivieron una niña de 5 y un niño de 3 años.
Pero la organización criminal, instruida en el propio campo de entrenamiento de los cuerpos militares de los Estados Unidos, aparentemente no está del todo desarticulada; aún hay células que operan en Tamaulipas y se identifican como ‘El Cártel del Noreste’ y ‘Los Zetas vieja escuela’.
Sus actividades violentas como decapitar, desmembrar y disolver a sus víctimas las siguen cometiendo e incluso son replicadas por otros grupos criminales.
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