Antes de decidir entregarse a la Agencia Antidrogas de los Estados Unidos (DEA), Dámaso López Serrano, ‘Mini Lic’, era uno de los nuevos criminales del Cártel de Sinaloa más buscados y posible sucesor de los capos Ismael ‘Mayo’ Zambada, Joaquín ‘Chapo’ Guzmán y Juan José Esparragoza Moreno, ‘El Azul, en el liderazgo de la organización criminal.
La cabeza de los ‘narco juniors’ que conformaron los grupos de ‘Los Ántrax’ y de las Fuerzas Especiales Dámaso (FED) al interior del Cártel del Pacífico, ganó popularidad al exhibir su vida de lujos en las redes sociales.
Se hizo de un lugar en el grupo delictivo más peligroso de México al ser hijo de Dámaso López Núñez, ‘El Licenciado’, ex subdirector del penal de Puente Grande que facilitó el primer escape de Guzmán Loera.
La lealtad de su padre al ‘Chapo’, quien lo apadrinó, fue otro factor que le permitió ascender en el Cártel del Pacífico.
La DEA lo describe como un joven seductor, amante de los viajes a lugares paradisiaco y con cierta tendencia a la sociopatía; así como lo señala responsable de lavar dinero del narco y de introducir miles de toneladas de drogas a los Estados Unidos.
‘Mini Lic’ se entregó a las autoridades del país vecino para garantizar su vida, ya que temía ser asesinado por los hijos de su padrino y a inicios de año se declaró culpable de tráfico de drogas y delató a más de 125 integrantes del Cártel.
López Serrano se engrandeció con los narcocorridos interpretados por artistas como Gerardo Ortiz y por conquistar a bellas mujeres, pero al ser detenido su padre dio un paso atrás a su ambición y prefirió seguir vivo.
