Agustín de Iturbide fue coronado como emperador el 21 de mayo de 1822, frente al antiguo Altar Mayor de la Catedral, el cual fue destruido a principios del siglo XX.
Iturbide fue emperador de México de mayo de 1822 a marzo de 1823. Al principio gozó de gran popularidad, pero los excesos de la monarquía, el dispendio y haber disuelto el Congreso le costaron la corona.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) narra que el imperio de Iturbide duró menos de un año. “Antonio López de Santa Anna encabezó una rebelión en su contra, gracias a lo cual logró la reinstalación del Congreso y la abdicación de Agustín I en marzo de 1823; el antiguo líder salió entonces al exilio: el Congreso decretó que, si regresaba, sería declarado traidor a la patria”.
Sin saberlo, Iturbide regresó a México en julio de 1824. Al ser declarado “enemigo público del Estado”, el antes emperador mexicano fue detenido apenas desembarcó en Soto la Marina, Tamaulipas. Finalmente, fue fusilado el 19 de julio, unos días después de haber regresado al país.
Con la muerte de Iturbide también se sepultó el primer intento por instaurar una monarquía en México.
Iturbide fue un personaje clave en la consumación de la Independencia de México.
Con información de WikiMéxico e INAH
Diorama de la Coronación de Iturbide en la Catedral. FOTO: INAH / Museo del Caracol