Desde hace aproximadamente más de tres años cuando se filtró la noticia de que el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) adiestraba a personas para convertirlos en sicarios a su servicio, los testimonios de los sobrevivientes comenzaron a surgir.
En sus declaraciones a las autoridades se asentaron historias de barbaries y comentaron que su permanencia en los sitios fue un verdadero infierno.
La organización criminal de Nemesio Oseguera Cervantes, ‘El Mencho’, creó empresas fantasmas de seguridad privada para reclutar a las personas; les ofrecían el trabajo por medio de Facebook y después los citaban en puntos despoblados para llevarlos a los campos de entrenamiento.
Describen que del Área Metropolitana de Guadalajara (AMG) viajaban a municipios del interior como Tala y en la sierra de Vallarta, pero el mismo modus operandi se detectó en otros estados, donde se conoce opera impunemente el CJNG, como Veracruz y Tabasco.
Afirman que al llegar los vehículos con los nuevos reclutas, descendían de ellos los sicarios y disparaban al aire tres veces, eso significaba que se debían abrir las puertas de ‘la escuela criminal’.
Un superviviente del campo aseguró que los gatilleros los obligaron a construir casas de campañas con ramas y plásticos, ahí dormían esperando nuevas instrucciones de sus ‘maestros de crimen’.
Detallan que el mismo centro de entrenamiento era usado como narcolaboratorio y como fosa clandestina para enterrar cuerpos de rivales y de reclutas que se negaba a seguir con la escabrosa instrucción.
Su testimonio coincide con la información de las autoridades, donde se menciona que los sicarios recibían entrenamiento para actividades paramilitares y les hacían comer carne humana.