Al poseer una basta costa, Jalisco es uno de los estados del país donde impactan más los huracanes o ciclones tropicales. La Comisión Nacional del Agua (Conagua) alertó que para la temporada 2023 de Huracanes se esperan en el Pacífico de 16 a 22 sistemas hidrometeorológicos, de los cuales entre 9 y 11 serían tormentas tropicales, de 4 a 6 huracanes categorías 1 ó 2 y de 3 a 5 huracanes de nivel entre 3 y 5.
No se puede pronosticar cuántos de estos fenómenos impactarán directamente a las costas jaliscienses, pero al estar situadas en el Pacífico de México, corre el riesgo de sufrir los efectos de alguno de ellos.
Un punto a considerar es que la peligrosidad no se basa en la cantidad de estos fenómenos, sino en su intensidad y la posibilidad de que lleguen a impactar en tierra.
En su presentación de la temporada de huracanes 2023, la Conagua señaló que se presentarán condiciones de Neutral a Niño.
La tendencia de Neutral a Niño (moderado a fuerte), favorece a una temporada más activa para el litoral del océano Pacífico, con mayor frecuencia y acercamiento de ciclones tropicales en las costas del Pacífico mexicano; así como menor frecuencia de ciclones tropicales en el Atlántico.
De acuerdo al análisis de la Dirección de Meteorología se pronostican 21 ciclones tropicales para el litoral del océano Pacífico y 15 para el océano Atlántico (Golfo de México y Mar Caribe).
¿Cómo se forman los huracanes?
Los huracanes se forman a través de un proceso en el cual los ciclones tropicales actúan como enormes motores que utilizan aire cálido y húmedo como combustible. Esto significa que se originan exclusivamente sobre océanos con aguas templadas, cerca del ecuador.
El aire cálido y húmedo sobre los océanos se eleva desde las capas cercanas a la superficie. A medida que el aire se desplaza hacia arriba y se aleja de la superficie, se produce una disminución de aire en las inmediaciones de la superficie, generando una zona de menor presión atmosférica cerca del océano.
El aire proveniente de áreas circundantes con mayor presión llena el espacio de baja presión. Posteriormente, este aire “nuevo” se calienta y se humedece, elevándose también. Conforme el aire cálido continúa ascendiendo, el aire que lo rodea comienza a girar para ocupar su lugar.
A medida que el aire cálido y húmedo se eleva y se enfría, el vapor de agua presente en el aire se condensa, formando nubes. Todo el sistema de nubes y aire comienza a girar y a crecer, impulsado por el calor proveniente del océano y por la evaporación del agua desde la superficie.
Al norte del ecuador, las tormentas se caracterizan por girar en sentido contrario a las manecillas del reloj, mientras que al sur del ecuador, giran en el sentido de las manecillas del reloj. Esta disparidad en la dirección de rotación se debe a la rotación de la Tierra sobre su propio eje.
A medida que el sistema de tormenta se intensifica, comienza a girar cada vez más rápido, lo que da lugar a la formación de un ojo en su centro. En el ojo, las condiciones son notablemente más calmadas y claras, y se registra una presión de aire extremadamente baja. El aire de alta presión ubicado en las capas superiores de la atmósfera desciende hacia el interior del ojo.
