Desde su infancia Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán Loera estuvo en contacto con la producción, venta y distribución de drogas, se dice que su padre cultivaba marihuana en su rancho.
Pero no fue hasta su adolescencia que junto a sus primos los Beltrán Leyva se aventuró a sembrar su propia cosecha de marihuana.
En su juventud fue reclutado por el llamado padrino, Miguel Ángel Félix Gallardo, quien le permitió conocer las entrañas del crimen organizado al darle empleo como chofer.
La ambición del Chapo fue determinante para que poco a poco se hiciera un espacio en el extinto Cártel de Guadalajara y cuando sus fundadores fueron capturados al asesinar a Enrique ‘Kiki’ Camarena, aprovechó para apoderarse de rutas de la droga asesinando a sus antiguos socios en alianza con el temible Héctor “El Güero” Palma.
Guzmán Loera aprendió del negocio rápidamente y su ascenso durante la década de los noventa se debió a sus alianza con los líderes del Cartel de Medellín.
Su lucha con los hermanos Arellano Félix se dio mucho antes de ser considerado como uno de los criminales más peligrosos de México.
Sobrevivió a un atentado y como revancha ordenó una matanza en la discoteca ‘Christine’ de Puerto Vallarta, punto de reunión de sus enemigos jurados.
Es así como capos de la vieja guardia le dieron cabida al considerado narcotraficante más poderoso de las últimas dos décadas.