Zapatería Canadá, la trágica caída de la empresa tapatía que calzó a México

Zapatería Canadá
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Una empresa tapatía que logró un éxito comercial durante varias décadas en México, América Latina y los Estados Unidos, fue la Zapatería Canadá.

La firma se posicionó como líder en la industria desde 1955 y hasta mitad de los 90’s gracias a su fundador Salvador López Chávez, un jalisciense de cuna humilde con una visión fuera de su época.

En su investigación “La consolidación de una empresa en un contexto regional en un contexto de industrias pequeñas: el caso de Calzado Canadá, de la investigadora  del Departamento de Estudios Organizacionales del Centro Universitario de los Altos (CUAltos), Patricia Arias; plantea su hipótesis del ocaso de esta compañía.

¿Cómo nació Zapatería Canadá?

El nacimiento de la empresa fue el 13 de julio de 1940, por esos años se asentó en la calle de Pedro Loza 130, en pleno centro de Guadalajara.

Pasó de ser un pequeño taller que daba empleo a una docena de personas a trasladar su empresa a Abascal y Souza en un terreno propio.

En menos de diez años, Salvador tomó las riendas del pequeño negocio de su padre para prepararlo a la modernidad.

Zapatería Canadá se posicionó en el gusto del consumidor

La cumbre de la industria la alcanzó Canadá en el año de 1955.

Arias señaló que este éxito fue posible por el análisis de López Chávez, quien adaptó adecuadamente los cambios sociales de la época y aprovechó los recursos que tenía.

 “Dio una lectura correcta del medio y del momento en el que le tocó vivir. La lectura acertada de los cambios hizo que los convirtiera en oportunidades. Hubo un fuerte cambio de costumbres, del uso del huarache al zapato”.

El empresario que cursó hasta tercero de primaria comenzó a utilizar estrategias para publicitar su producto; pegó de calcomanías en los postes, regaló calendarios, cajas de cerillos, llaveros y otros productos.

En el Parque Agua Azul, durante los bailes de los fines de semana, regaló y rifó pares de zapatos; financió programas de radio que amenizaban los bailables de los barrios de Guadalajara.

Sin embargo, su principal acierto fue invertir muchos recursos en su fábrica.

Los mexicanos reconocían al zapato de buena calidad, barato y a la moda.

Otros de sus planes fue aplicar el sistema de producción en banda, lo que incrementó la productividad; en la comercialización, ya que montó una estructura de distribución para llegar directamente a las rutas de venta; abrió sus propias tiendas, además de crear una marca y hacer publicidad a su producto.

“La calidad del zapato, lo novedoso, la difusión masiva del calzado y las innovaciones tecnológicas, permiten incrementar paulatinamente el número de las distribuidoras propias y exclusivas”.

Con diez años de vida ya producía entre 15 y 17 mil pares, con una amplia red distribuidora en el país y hasta llegar a Los Ángeles, California, en 1960.

Para 1971, llega la nueva fábrica conocida como Jardín Industrial Canadá en la avenida Dr. R. Michel.

Según la investigadora Patricia Arias, en 1978 emplea a 8 mil 208 personas entre obreros y empleados.

La caída del emporio y el rescate de otro Gigante

Fue en los años ochenta cuando comenzó a experimentar problemas, la familia pidió préstamos financieros al morir Salvador.

A pesar de sobrevivir esa década y continuar con su producción de 16 mil pares diarios y presumir más de 200 puntos de venta; la apertura comercial en 1993 representó el último clavo del ataúd de Canadá.

La investigadora consideró que su caída se debió a su incapacidad de adaptación a la apertura comercial que permitió la llegada de zapatos extranjeros más baratos.

Su cierre como marca se consumó cuando el 5 de marzo de 2002 Grupo Coppel la adquirió.

Pero muchos talleres del centro de Guadalajara no tuvieron la misma suerte, ellos quebraron y colapsó una de las industrias más importantes del país.

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