La infancia de los capos de las drogas

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Su infancia fue marcada por las carencias y el nulo acceso a la educación, los jefes de los principales cárteles mexicanos nunca se imaginaron en sus primeros años de vida que al crecer serían los más buscados por las autoridades de seguridad.

Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán creció en el poblado de la Tuna, Badiguarato, Sinaloa; el segundo de ocho hermanos ayudaba a sus padres a cortar leña, cuidad el ganador y sembrar maíz y frijol.

En el informe psicológico elaborado por la Fiscalía se detalló que el capo recuerda a su niñez como la etapa más bonita de su vida.

Guzmán Loera evitó hablar de los terribles castigos que le sometió su abuela por no hacer las tareas domésticas que debía cumplir.

El ahora narco más buscado del país, Nemesio Oseguera Cervantes, ‘El Mencho’, se dedicó durante su infancia y parte de su juventud a la agricultura en un poblado de Michoacán.

Antes de irse junto a su hermano como ilegal a los Estados Unidos, el líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) aprendió a cultivar aguacates, pero el destino lo llevó a ser el hombre que tiene desestabilizado a todo México.

Su principal socio en el crimen, Abigael González Valencia, jefe de ‘Los Cuinis’, tuvo contacto con el mundo de las drogas desde sus primeros años de vida.

Los familiares del cuñado del Mencho son fundadores de la organización criminal conocida como Cártel del Milenio.

Al ser expulsado de su entidad natal tuvieron que aliarse con el grupo de Sinaloa para hacer frente a sus rivales.

Es de los capos que se mantiene con un perfil bajo, Ismael ‘El Mayo’ Zambada no esconde su origen humilde.

El coordinador de operaciones del Cártel de Sinaloa confesó que siendo todavía menor de edad entró al negocio de la droga.

Su experiencia fue crucial para formar a la organización criminal más sólida del país.

 
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