Su incursión en el mundo de las drogas se debió a que su primer marido conocía a los principales capos mexicanos, por lo que a su muerte comenzó a llevar los negocios turbios de la familia.
Aunque las autoridades dicen que Sandra Ávila Beltrán, ‘La Reina del Pacífico’, tenía nexos con el crimen organizado por ser sobrina de Miguel Ángel Félix Gallardo, ‘El Padrino’, fundador del Cártel de Guadalajara.
Sea como sea, la señora del narco se ganó a base de sus relaciones públicas el respeto de los principales jefes de las organizaciones criminales más importantes de México y de Colombia.
Ávila Beltrán se casó en dos ocasiones con hombres que servían a la justicia y terminaron convirtiéndose en integrantes de grupos criminales.
El destino de sus maridos fue el mismo, terminaron asesinados con armas blancas, pero nunca se culpó a la dama de los homicidios.
Por ser la mujer clave en las relaciones públicas del Cártel del Pacífico, se dice que Sandra conquistó a uno de sus máximos jefes, Ismael ‘El Mayo’ Zambada, cayó ante los encantos de la originaria de Mexicali y fue una de las pocas mujeres famosas con las que se relaciona.
Beltrán Ávila era una pieza clave para los grupos criminales donde servía, pero las autoridades comenzaron a cazarla cuando detectaron un cargamento millonario de drogas que ingresó por la vía marítima a su nombre.
En 2005 fue detenida en la Ciudad de México junto a su novio Juan Diego Espinosa, ‘El Tigre’, operador del Cártel del Norte del Valle de Colombia.
Se dice que durante su romance con ‘El Mayo’ ganó más peso entre los cárteles mexicanos y su opinión era tomado en cuenta por los grandes señores del crimen organizado.
No sólo era bella, tenía astucia y no le temía al equivocarse, además era una negociante hábil que servía a varios cárteles.
Zambada la amó, pero aparentemente ‘La Reina’ tenía mucha ambición y sus movimientos pocos cuidados pudieron ser factor para que el socio de Joaquín Guzmán Loera decidiera finalizar su relación sentimental.