Su ubicación privilegiada, clima de envidia y desarrollo no sólo lo fue aprovechado por los empresarios, Guadalajara fue la cuna de dos de los cárteles de drogas más dominantes en las últimas cuatro décadas.
A principios de 1980 tres narcos sinaloenses formaron a la que se consideró como la primera organización criminal mexicana, Miguel Ángel Félix Gallardo, Rafael Caro Quintero y Ernesto Fonseca ‘Don Neto’, usaron esta ciudad occidental para hacer sus operaciones de tráfico de heroína y marihuana y posteriormente cocaína a los Estados Unidos.
Los capos dejaron Sinaloa a causa de la operación Cóndor, su objetivo era desarticular a los grupos del narco.
El grupo delictivo fue el primero en trabajar con los cárteles colombianos y sus ganancias de las ventas de drogas fueron blanqueadas para establecer negocios como restaurantes, hoteles, bares y demás giros.
Esta organización criminal no sólo controló la venta de drogas, fueron culpables del incremento de actividades ilícitas en el territorio, pero el asesinato del agente de la DEA, Enrique ‘Kiki’ Camarena, a manos de los jefes del Cártel de Guadalajara, provocó una reacción de las autoridades.
Algunos de sus integrantes fueron asesinados, otros detenidos y los que quedaron en libertad comenzaron a imitar el modus operandi de sus maestros.
Se dice que Félix Gallardo repartió el territorio a los nuevos capos; él estableció que en el país operarían los Arellano Félix en Tijuana; Joaquín ‘Chapo’ Guzmán y Héctor Palma se quedaría en Culiacán y Amado Carrillo, ‘El Señor de los Cielos’, tendría Ciudad Juárez.
La capital de Jalisco no sería sede de ningún grupo criminal debido a que estaba bajo los reflectores de los gobiernos de México y Estados Unidos.
En los noventa muchas familias de los principales capos optaron por vivir en la ciudad, establecieron negocios con recursos provenientes de actividades ilícitas, había una aparente tranquilidad.
Pero abruptamente dos grupos criminales comenzaron a disputar el control de las drogas, los de Tijuana y Sinaloa ocasionaron actos violentos en Guadalajara; el más recordado la balacera en el aeropuerto donde murió el cardenal Jesús Posadas Ocampo.
La guerra fue ganada por el grupo de Guzmán Loera, quien contó con el apoyo de sicarios que integraron grupos como ‘Los Zetas’ y ‘Cártel del Milenio’.
En 2010, Guadalajara se volvió a sacudir por el homicidio del capo del grupo de Sinaloa, Ignacio ‘Nacho’ Coronel; la detención de Óscar Orlando Valencia, ‘El Lobo’, el segundo al mando del grupo de Coronel, ocasionó una guerra intestina en la organización.
Jalisco y el área metropolitana tapatía se convirtieron en un atractivo botín ; los ‘Torcidos’ y ‘La Resistencia’ protagonizaron la lucha.
Fue en ese momento que entró en escena la figura de Nemesio Oseguera Cervantes, ‘El Mencho’, hombre que fue acusado de traicionar al ‘Lobo’ Valencia y de ser el jefe de ‘Los Torcidos’.
Presuntamente en complicidad con jefes policiales pudo afianzar su grupo criminal y fue así cómo se originó el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Las cabezas de esta organización delictiva eran ‘El Mencho, Erick Valencia, ‘El 85’, y Martín Arzola Ortega, ‘El 53’.
CJNG se caracterizó por su violencia, primero se aliaron con ‘El Chapo’ en su pugna contra ‘Los Zetas’; pero en pocos años tuvieron solvencia para controlar el trasiego de estupefacientes.
‘El Mencho’ no pidió permiso para tomar el poder, simplemente lo tomó con masacres, ataques a corporaciones de seguridad y con sobornos.
La DEA lo cataloga como el cártel más poderoso de México, su presencia se extendió a casi todos los estados del país y buscan seguir fortaleciéndose sin importar el caos que provocan.
Oseguera Cervantes fue detenido en Estados Unidos por traficar drogas y actualmente es uno de los objetivos prioritarios de las autoridades.
VER: Cártel Jalisco Nueva Generación