Personajes que participaron en la Batalla de Puebla. Biografías

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El 5 de mayo de 1862, el ejército mexicano bajo el mando del general Ignacio Zaragoza, enfrentó a los soldados del Segundo Imperio francés, dirigido por Charles Ferdinand Latrille, conde de Lorencez, en lo que fue la Segunda Intervención Francesa en México, y que dio como resultado la Batalla de Puebla.

El resultado fue una victoria importante para los mexicanos ya que con unas fuerzas consideradas como inferiores lograron vencer a uno de los ejércitos más experimentados de la época.

A pesar del éxito en esta batalla, no se pudo impedir la invasión del país.

Aunque sí que sería la primera batalla de una guerra que finalmente México ganaría.

VER TAMBIÉN: 5 de mayo. ¿Por qué fue la Batalla de Puebla y dónde fue ganada?

Los franceses regresarían al siguiente año, con lo que se libró una segunda batalla en Puebla en la que se enfrentaron 35 mil franceses contra 29 mil mexicanos (defensa que duró 62 días) y lograrían avanzar hasta Ciudad de México, lo que permitió establecer el Segundo Imperio Mexicano. Finalmente, después de perder 11 mil hombres debido a la actividad guerrillera que nunca dejó de subsistir, los franceses se retiraron incondicionalmente del país en el año 1867 por mandato del emperador Napoleón III ante la amenaza de Prusia en Europa y la amenaza estadounidense de invadirle si no se retiraba de México.

A continuación te compartimos las biografías de los principales protagonistas de aquella heroíca Batalla de Puebla.

Benito Juárez García

Nació el 21 de marzo de 1806 en San Pablo Guelatao, municipio de Ixtlán, Oaxaca. Hijo de los indígenas zapotecas Marcelino Juárez y Brígida García, quienes murieron cuando él era un niño de tres años.

Su deseo por estudiar lo llevó a dejar su pueblo y se trasladó a la ciudad de Oaxaca, donde recibió la protección del encuadernador Antonio Salanueva, y empezó a trabajar en su taller.

En 1821 ingresó al Seminario de Santa Cruz, donde estudió latín, teología, moral y filosofía.

Ya en 1827 ingresó al Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca, donde fue encargado de la cátedra de física y se convirtió en el primero en graduarse como abogado por esa institución.

En 1831 comenzó a colaborar en un bufete y ese mismo año fue electo regidor del Ayuntamiento de Oaxaca. Dos años más tarde, en 1833, fue elegido como diputado local.

En 1843 contrajo matrimonio con su amada Margarita Maza.

De noviembre de 1847 a agosto de 1848 fue gobernador interino de Oaxaca.

Durante la última presidencia de Antonio López de Santa Anna, Benito Juárez fue desterrado a La Habana, Cuba. De ahí se trasladó a Estados Unidos, donde se relacionó con un grupo de liberales que lo impulsan a una profunda transformación social y política de México.

De regreso a México, colabora estrechamente con el general Juan Álvarez, caudillo de la Revolución de Ayutla, quien al ser elegido Presidente de la República lo nombra ministro de Justicia.

Juárez elabora la primera ley reformista que lleva su nombre, la Ley Juárez.

En 1858, después del golpe de Estado de Ignacio Comonfort en apoyo del Plan de Tacubaya, Benito Juárez ocupa por ministerio de ley el cargo de Presidente de la República. Como presidente, defiende la Constitución de 1857, proclama las Leyes de Reforma y enfrenta con éxito la Intervención Francesa y el Segundo Imperio, preservando la soberanía e independencia de México.

A las 17:49 horas del 5 de mayo de 1862, recibió un telegrama del general Ignacio Zaragoza, en el que se leía:

… Las armas del Supremo Gobierno se han cubierto de gloria: el enemigo ha hecho esfuerzos supremos por apoderarse del Cerro de Guadalupe, que atacó por el oriente de izquierda y derecha durante tres horas: fue rechazado tres veces en completa dispersión y en estos momentos está formado en batalla, fuerte de más de 4,000 hombres, frente al cerro de Guadalupe, fuera de tiro. No lo bato, como desearía, porque el Gobierno sabe (que) no tengo para ello fuerza bastante. Calculo la pérdida del enemigo, que llegó hasta los fosos de Guadalupe en su ataque, en 600 o 700 entre muertos y heridos; 400 habremos tenido nosotros. Sírvase vd. dar cuenta de este parte al C. Presidente.— I. Zaragoza

En 1867, tras el triunfo de la República, Juárez hace su entrada solemne a la Ciudad de México.

En 1871 murió su esposa Margarita Maza de Juárez, lo que mermó el ánimo del Presidente, quien no se recuperó de su pérdida.

El 18 de julio de 1872 Benito Juárez murió en Palacio Nacional.

 Batalla de Puebla

Ignacio Zaragoza

Ignacio Zaragoza Seguin, nació en Bahía de Espíritu Santo, Texas, cuando aún era provincia mexicana el 24 de marzo de 1829.

Ingresó a las Guardias Nacionales con el grado de Sargento; en 1853 entró a formar parte de una Compañía, comenzó con el grado de Capitán dentro de su carrera militar. Al estallar la Revolución de Ayutla se adhirió a ella. Asistió a la batalla de Saltillo con los santanistas; a los finales de 1856 estuvo en la defensa de Monterrey; al ocurrir el Golpe de Estado de Comonfort se encontraba en la capital de la República, con unos cuantos rifleros del norte comenzó a luchar en defensa de la Constitución de 1857.

En 1860 fue Jefe de las fuerzas sitiadoras de Guadalajara, logrando derrotar a las fuerzas comandadas por el General conservador Leonardo Márquez. Al final de ese año y con carácter de Cuartel Maestre, estuvo a las órdenes del General Jesús González Ortega en la batalla de Calpulalpan, con lo que se puso fin a la Guerra de Reforma.

En 1861 el Licenciado Benito Juárez, le nombró Ministro de Guerra y Marina, cargo que dejó en diciembre del mismo año para tomar el puesto de Comandante del Ejército del Oriente, ante las fuerzas de la Alianza Tripartita, que estaban conformadas por Inglaterra, España y Francia, siendo esta última la que intervendría en nuestro país.

Ignacio Zaragoza se enfrentó a los invasores en las cumbres de Acultzingo; después los esperó en Puebla, en los cuarteles de los fuertes de Loreto y Guadalupe.

El 5 de mayo de 1862 obtuvo la más famosa de sus victorias, la de la batalla de Puebla, por la que sería declarado benemérito de la patria.

En ella, tras rechazar a los invasores tres veces y lanzar a la caballería al remate, derrotó a las fuerzas del conde de Lorencez, obligando a los franceses a retirarse.

Zaragoza, murió de tifus murino contraída por fiebre tifoidea, consecuencia de la insalubridad de la campaña el 8 de septiembre de 1862, a los treinta y tres años de edad. Sus restos fueron trasladados a la capital y enterrados en el Museo Panteón de San Fernando ubicado en la Ciudad de México.

Zaragoza Seguin se casó con Rafaela Padilla de la Garza (1836-1862), matrimonio que duró aproximadamente 5 años, debido a que su esposa falleció el 13 de enero de 1862, en Ciudad de México, víctima de un fuerte resfriado que se diagnosticó como pulmonía. Procrearon 3 hijos: Ignacio, Ignacio Estanislao y Rafael.

El 5 de mayo de 1976, Ignacio Zaragoza fue declarado Benemérito de la Patria en grado heroico por lo sucedido en la Batalla de Puebla, sus restos fueron exhumados del Panteón de San Fernando en la Ciudad de México para ser trasladados a la ciudad de Puebla y ser colocados en la Zona de los Fuertes, lugar donde se construyó un monumento conmemorativo.

Porfirio Díaz, el otro héroe en la Batalla de Puebla

Porfirio Díaz Mori, nació el 15 de septiembre de 1830 en Oaxaca.

Hijo de José Faustino Díaz, hojalatero descendiente de españoles, y de la india mixteca Petrona Mori, originarios de la Mixteca, quienes tenían el Mesón de la Soledad.

Aprendió sus primeras letras en una escuela Amiga y en la primaria municipal, al mismo tiempo que latín en la parroquia de San Pedro Teococuilco. Por influencia de su tío y padrino, el canónigo José Agustín Domínguez.

En 1843 ingresó al Colegio Seminario Conciliar de Oaxaca como alumno externo, pero por consejo del respetado liberal Marcos Pérez.

Pero al ser impresionado por la personalidad de Benito Juárez en ese tiempo gobernador de Oaxaca, abandonó la carrera eclesiástica e inició estudios de leyes en el Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca, en donde fue alumno de profesores distinguidos como el propio Juárez, Manuel Dublán y Manuel Iturribarría y tuvo como condiscípulo a Matías Romero.

Asimismo, asistió a una cátedra de estrategia y táctica en el mismo Instituto, creada por Benito Juárez e impartida por el teniente coronel Ignacio Uría.

Al quebrar el mesón, su familia se trasladó al solar del Toronjo, del barrio de los Alzados en la misma ciudad de Oaxaca; su madre se hizo hilandera y tejedora de puntas de rebozo.

Porfirio, el hijo mayor comenzó a trabajar en varios oficios, como zapatero, carpintero y armero, para ayudar a la manutención de la casa.

En 1846, al estallar la guerra contra Estados Unidos, se inició en la vida militar en el batallón Trujano de la guardia nacional, aunque no participó en hechos de armas.

Al año siguiente, fue maestro de latín de un hijo del abogado liberal Marcos Pérez. Y a instancias del mismo, en 1849, abandonó la carrera sacerdotal para ingresar al Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca.

A los 19 años era ya auxiliar de la cátedra de latín. Sostenía sus estudios trabajando como bibliotecario en el mismo Instituto.

Fue alumno en la cátedra de Derecho Civil impartida por Benito Juárez, entonces gobernador del estado, quien lo incorporó a la masonería y a su grupo político.

Más tarde llegó a ser profesor interino de las cátedras de derecho natural y de gentes.

No obtuvo el título de abogado porque en 1854, cuando preparaba su examen profesional, fue clausurado el Instituto con motivo de la revolución de Ayutla por órdenes del presidente Antonio López de Santa Anna y fueron encarcelados algunos de sus profesores, entre ellos Marcos Pérez, su protector.

El 16 de enero de 1858 participó en la toma de la ciudad de Oaxaca y en otros combates, como el de Jalapa.

En 1859, en condiciones muy desventajosas para resistir a los conservadores, se le nombró gobernador y comandante militar del distrito de Tehuantepec; ante el inminente ataque de fuerzas superiores, Díaz marchó sigilosamente buscando la retaguardia de los conservadores acantonados en la hacienda de la Jícara, a los que tomó por sorpresa y derrotó, lo cual le mereció el despacho de mayor de infantería.

Los siguientes dos años, tuvo constantes escaramuzas con los conservadores, entre ellas, la toma de la hacienda de Los Amates, que le valió el ascenso a teniente coronel; sin embargo, actuaba en condiciones adversas, escasez de armas, municiones y víveres, rodeado de enemigos y prácticamente incomunicado y aislado del resto de las fuerzas liberales.

Enfrentó a las tropas del conservador Leonardo Márquez y las derrotó en Jalatlaco el 13 de agosto de 1861, por lo que el presidente Juárez le otorgó el ascenso a general de brigada.

Durante la intervención francesa, Díaz tuvo su actuación militar más destacada. El 28 de abril de 1862, las tropas a su mando tuvieron la primera batalla con los invasores franceses en las cumbres de Acultzingo.

Durante la Batalla de Puebla, del 5 de mayo de 1862, Díaz contuvo y rechazó con dos cuerpos de su brigada el ataque de los invasores desde la posición ubicada en la ladrillera de Azcárate en el camino de Amozoc. Tras la victoria sobre los franceses, Zaragoza señaló en el parte oficial que Díaz quería perseguirlos, pero que derrotados como estaban, conservaban aún su superioridad numérica, “por tanto mandé hacer alto al ciudadano general Díaz, que con empeño y bizarría los siguió…”.

En noviembre de 1871, tras la reelección de Juárez como presidente, Porfirio Díaz lanzó el llamado Plan de La Noria, en el que se pronunciaba contra el reeleccionismo y el poder personal y a favor de la Constitución de 1857 y de la libertad electoral; la sublevación fracasó y Díaz hubo de abandonar el país.

Juárez falleció en 1872, y una amnistía concedida entonces permitió a Díaz regresar a México. Tras la muerte de Juárez, la presidencia recayó en Sebastián Lerdo de Tejada. Cuando en 1876 Lerdo de Tejada anunció su propósito de presentarse a la reelección, Porfirio Díaz se rebeló de nuevo (Plan de Tuxtepec); esta vez consiguió expulsar a Lerdo de Tejada y accedió a la presidencia.

Un año después, en 1877, el Congreso lo declaró presidente constitucional. En este primer mandato (1876-1880), Porfirio Díaz fue coherente con las ideas que había defendido: impulsó una reforma de la constitución en la que se introdujo el veto expreso a las reelecciones presidenciales consecutivas, y, concluido su periodo, pasó el testigo al general Manuel González (1880-1884). Durante el gobierno de González fue ministro de Fomento y gobernador de Oaxaca.

Finalizado el mandato de González, Porfirio Díaz presentó de nuevo su candidatura a la presidencia (la constitución sólo vetaba las reelecciones consecutivas) y salió elegido.

Tomó posesión del cargo el 1 de diciembre, y tres años más tarde promovió una enmienda, que fue aprobada por el Congreso, al artículo 78 de la Constitución, la cual le acreditaba para una nueva reelección; en 1890 promulgó una nueva reforma de dicho artículo para hacer posible la reelección indefinida, lo que le permitió permanecer en el poder hasta 1911.

A partir de 1890, Porfirio Díaz gobernó al margen de la Constitución, y prescindió de la división de poderes y de la soberanía de los estados. El Congreso, sumiso a sus deseos, modificaba las leyes según sus caprichos y le confería facultades extraordinarias a su conveniencia; existía un partido único y los sufragios eran puro trámite.

El ejército de Porfirio Díaz, que había mantenido la paz durante décadas, parecía muy fuerte, pero en realidad era débil frente al descontento general. En sólo seis meses las fuerzas de Francisco I. Madero, triunfaron sobre las del viejo dictador. La acción definitiva fue la toma de Ciudad Juárez por los revolucionarios Pascual Orozco y Pancho Villa, que se habían unido a Madero. En esa misma ciudad, en mayo de 1911, se firmó la paz entre el gobierno de Díaz y los maderistas. Porfirio Díaz renunció a la presidencia (que pasó a ocupar Francisco I. Madero tras ganar la elecciones) y salió del país rumbo a Francia, donde murió en 1915. Batalla de Puebla

Manuel Doblado, el negociador que no evitó la Batalla de Puebla

Manuel Vicente Ramón Doblado Partida, nació en Guanajuato el 12 de junio de 1818.

Fue un abogado, militar, diplomático y político Mexicano que participó durante la Guerra de Reforma. Hijo de Julián Doblado y María Vicenta Partida.

El general Doblado fue gobernador de Guanajuato y fue ministro de Relaciones Exteriores de 1861 a 1862 del gobierno de Benito Juárez.

Durante su gestión entabló negociaciones con los diplomáticos ingleses para pactar la deuda del gobierno mexicano.

Trabajó en la elaboración del Tratado Corwin-Doblado cuyo objetivo era que los Estados Unidos pagarían a la nación europea la deuda mexicana.

Para ello se aportaban como garantía los bienes nacionalizados y minas del noroeste de la República mexicana, pero el tratado nunca se materializó y por consecuencia nunca entró en efecto.

Lo que causó grandes pérdidas y retraso en la economía, colindada con la deuda externa.

Negoció con los representantes de la alianza tripartita — conformados por España, Francia e Inglaterra, quienes exigían el pago de sus créditos, habiendo tomado los puertos de Veracruz y Tampico.

Realizó y firmó los Tratados de la Soledad en el hoy municipio de Soledad de Doblado junto con el general Juan Prim, mismos que no respetaron los franceses iniciándose así la Segunda Intervención Francesa en México que derivó en la Batalla de Puebla del 5 de mayo de 1862.

En las elecciones federales de México de 1861, Manuel Doblado, participó como candidato a la presidencia.

Sin embargo, fue derrotado de manera clara por el presidente Benito Juárez.

Miguel Negrete

Miguel Negrete Novoa, nació en Tepeaca, Puebla, el 8 de mayo de 1824.

Fue un militar que participó durante las guerras civiles del siglo XIX, así como durante las intervenciones de Estados Unidos y Francia.

Fue ministro de Guerra durante la presidencia de Benito Juárez.

Miguel Negrete luchó contra los norteamericanos durante la Primera intervención estadounidense en México.

En 1855 se levantó en armas en Zamora, Michoacán durante la Revolución de Ayutla.

En apoyo de las fuerzas liberales con el objetivo de derrocar la dictadura de Su Alteza Serenísima Antonio López de Santa Anna.

Miguel Negrete, en los acontecimientos de la Revolución de Ayutla llegó a ser ascendido al grado de coronel.

Durante la Segunda Intervención Francesa en México, Negrete hizo a un lado su ideología conservadora y participó en la defensa del territorio mexicano, ante el avance de las tropas francesas hacia el centro de México, Negrete reacciona y se pone de parte del bando liberal con su célebre frase “Yo tengo Patria antes que Partido“.

Desde el 4 de mayo, Ignacio Zaragoza le ordenó a Negrete que ocupara los cerros de Loreto y Guadalupe, para la Batalla de Puebla. Los soldados bajo su mando, hombres del pueblo llano, indígenas en su mayoría, llevaron sobre sus hombros el peso principal de la batalla, siendo los primeros en entablar el combate cuerpo a cuerpo con el enemigo, donde pudo más su arrojo que la disciplina y experiencia militar de los legendarios zuavos. Terminada la intervención se mantuvo del lado de la República restaurada y en 1868 apoyó la insurrección de campesinos dirigida por Julio Chávez López en Texcoco.

En 1869, Negrete se sublevó contra Juárez y tomó los fuertes de Loreto y Guadalupe que tanta gloria le habían dado, durante la Batalla de Puebla del 5 de mayo de 1862.

Negrete fue capturado y condenado a muerte, pena que libró gracias a que Porfirio Díaz consiguió su indulto en recompensa a su participación en la batalla de Puebla.

Apoyó al general Díaz en sus alzamientos en contra de los gobiernos de Juárez (1872) y Sebastián Lerdo de Tejada (1876), pero en 1879 Negrete lo acusó de traicionar la Constitución y propuso el establecimiento de un gobierno patriótico consagrado a su pueblo, levantándose otra vez en armas.

Poco después se adhirió al Plan Socialista de Sierra Gorda. Derrotado y perdonado nuevamente, al fin se retiró.

Murió en la Ciudad de México el 1 de enero de 1897. Pese a sus múltiples cambios de bando, Negrete demostró con hechos que antes que partido tenía Patria y la Patria lo recompensó otorgándole un lugar en su panteón de héroes.

 Batalla de Puebla. Biografía de los protagonistas

Napoleón III

Napoleón III Bonaparte, nació en París, Francia, el 20 de abril de 1808.

Fue el único presidente de la Segunda República Francesa (1848-1852) y, posteriormente, emperador de los franceses entre 1852 y 1870.

Fue el último monarca de Francia.

Hijo de Luis Bonaparte y de Hortensia de Beauharnais, hija de la emperatriz Josefina, nació en el seno de la Casa de Bonaparte.

Debido a su parentesco con Napoleón Bonaparte, se convirtió en el heredero legítimo de los derechos dinásticos tras las muertes sucesivas de su hermano mayor y Napoleón II.

Era sobrino del primer Napoleón y quizá hijo natural suyo.

En su juventud tuvo una trayectoria como conspirador liberal, participando en los movimientos revolucionarios italianos de 1831.

Y desde que, en 1832, heredó la «jefatura» de la dinastía Bonaparte por la muerte del duque de Reichstadt, se dedicó a intentar la conquista del poder protagonizando sendos intentos frustrados de derrocar a Luis Felipe de Orléans, uno en Estrasburgo en 1836 y otro en Boulogne en 1840.

Este último fracaso le costó la condena a cadena perpetua en el castillo de Ham, pero consiguió evadirse en 1846 y halló refugio en Inglaterra.

La Revolución de 1848, que instauró en Francia la Segunda República, le permitió regresar al país y participar en la política activa.

El restablecimiento del sufragio universal en un país predominantemente campesino le proporcionó un éxito electoral inmediato.

Se benefició de la memoria de su tío y de la asociación del nombre Bonaparte con una época de orden en libertad y de hegemonía continental de Francia.

Como presidente de la República, Luis Napoleón siguió la corriente conservadora mayoritaria en la Asamblea.

Se ganó el apoyo de los católicos al dejar la enseñanza privada en manos de la Iglesia (Ley Falloux, 1849).

E intervenir militarmente para reponer el poder del papa contra la República Romana (1849); al mismo tiempo, salvaguardó su imagen presentándose como víctima impotente de las medidas más impopulares de la Asamblea.

Y, sobre todo, se esforzó por acrecentar su poder personal, recortando el sufragio universal y las libertades.

En 1851 protagonizó un golpe de Estado destinado a perpetuarse en la presidencia en contra de las prescripciones constitucionales.

Golpe que sancionó después con un plebiscito que ganó abrumadoramente.

Había comenzado su estilo de gobierno, consistente en una mezcla de autoritarismo personal y apelación directa al pueblo.

Eliminó la intermediación de los partidos y del Parlamento.

La dureza de los siete primeros años de “Imperio autoritario” (1852-59) dejó pasó a un cambio de tendencia más progresista desde la intervención militar en Italia de 1859 (que llevó al régimen a romper con la opinión católica y conservadora, al apoyar la unificación italiana a costa del poder temporal del Papado) y del Tratado comercial de 1860 (que inauguraba una política económica más liberal, enemistando al régimen con parte de la clase empresarial francesa).

Aquel éxito, completado con el de la guerra de unificación italiana, llevó al emperador a confiar excesivamente en su propio sueño de poderío universal.

Ello le animó a un intento de intervención diplomática en la Guerra de Secesión americana (1861-65), a un proyecto de hegemonía francesa sobre América Latina.

VER TAMBIÉN: Batalla de Puebla. El artista francés que reprobó la invasión a México

Esto comenzaría por la instauración en México del régimen imperial de Maximiliano I (1864-67).

Y a la pretensión de obtener compensaciones territoriales en Alemania por la “benévola” neutralidad de Francia en la Guerra Austro-Prusiana (1866); todos esos intentos se saldaron con otros tantos fracasos, que prepararon el descalabro final: dejándose arrastrar por un incidente diplomático sin importancia, Napoleón III aceptó ir a la guerra contra Prusia en 1870, confiando en su capacidad para frenar la potencia ascendente de la Prusia de Bismarck y el peligro de que condujera a formar un Estado alemán fuerte y unido.

La derrota en la Guerra Franco-Prusiana (1870) fue completa, cayendo incluso el emperador prisionero del ejército prusiano en la batalla de Sedán.

Ello provocó el hundimiento del Segundo Imperio frente a las fuerzas republicanas.

Al tiempo que estallaba en París la Revolución de la Comuna. Y que Bismarck completaba la unificación del Imperio Alemán (declarada en Versalles en 1871) y arrebataba a Francia las provincias de Alsacia y Lorena.

Una vez puesto en libertad, el ex emperador se refugió en Inglaterra.

Desde ese país siguió proclamando las virtudes del bonapartismo y reclamando sus derechos al Trono, pues nunca abdicó.

El controvertido y ambiguo dictador moría tres años después, el 9 de enero de 1873. Dejando a la posteridad un modelo de populismo autoritario y modernizador, que inspiró a políticos como el general De Gaulle. Batalla de Puebla, Biografía de los protagonistas

Charles Ferdinand Latrille, el gran perdedor en la Batalla de Puebla

Charles Ferdinand Latrille, Conde de Lorencez, nació el 23 de mayo de 1814, en París, Francia.

Fue un militar francés, mejor conocido solo como Conde de Lorencez.

Hijo de Guillaume Latrille de Lorencez, que participó en la segunda intervención francesa en México.

Fue quien lideró al ejército francés en la Batalla de Puebla, bajo las órdenes del emperador de Francia, Napoleón III, en 1862.

Era un pariente de la emperatriz Carlota, quien fue la única hija del rey Leopoldo I, Rey de los Belgas y esposa del emperador Maximiliano.

Lorencez había nacido en París de una familia pobre.

Entró en la Escuela Militar Especial de Saint-Cyr en 1830 a 1832, graduándose en 1832 como tercer teniente.

Sirvió primero en Argelia.

Obtuvo el grado de Coronel en 1852.

Luego el del General de brigada en 1855, durante la guerra de Crimea, en el momento de la toma de Malakoff.

En enero de 1862, Latrille de Lorencez con refuerzos de L’Herillier y Gambier para la expedición de México.

Lorencez llegó a Veracruz el 5 de marzo, luego fue promovido a General de División el día 20 del mismo mes.

Deja el Cerro del Chiquihuite el 19 de abril y entra por la mañana siguiente en Orizaba. Después de haber deshecho a unas fuerzas mexicanas en una carga de caballería. El 23 es reforzado por el general mexicano Gálvez acompañado por una fuerza importante de voluntarios conservadores. Desde el día 27 del mismo mes asumió el mando de todas las tropas francesas en México.

Derrotando a los liberales mexicanos en el combate llamado batalla de Las Cumbres el 18 de abril de 1862. Entró en Amozoc el 4 de mayo.

Al día siguiente atacó las colinas fortificadas por los fuertes de Guadalupe y Loreto, en las afueras de Puebla.

Nunca llegó a tomar las colinas que defendían la ciudad debido a su artillería inadecuada. Además deestrategias deficientes, y a la estrategia mejor pensada del Gral. Ignacio Zaragoza. Se vio obligado a replegarse sobre Orizaba.

Días antes logró llegar a las Cumbres de Acultzingo el 16 de abril, combate al Gral. Ignacio Zaragoza el 18 de abril y el día 20 llegó a Orizaba en donde se fortificó y decidió esperar allí refuerzos.

Se preparó para enfrentar de nuevo a Zaragoza. Pero los refuerzos que esperaba del conservador mexicano Leonardo Márquez nunca llegaron, pues había sido derrotado por las tropas republicanas.

El cinco de mayo de 1862, durante la Batalla de Puebla, Lorencez se presenta al frente de su ejército, ante la ciudad de Puebla, con la intención de tomarla a viva fuerza.

Previamente, debido a las victorias que había obtenido en otras batallas en Europa, Lorencez, despreciando a su enemigo, mandó un mensaje demasiado arrogante a Napoleón III, en el cual expresaba:

“Somos tan superiores a los mexicanos, en organización, en disciplina, raza, moral y refinamiento de sensibilidades, que desde este momento, al mando de nuestros 6000 valientes soldados, ya soy el amo de México”.

Suponía que le sería muy fácil vencer a las tropas mexicanas y desoyendo los consejos de los conservadores, Lorencez atacó prematuramente la ciudad; las tropas mexicanas del Ejército de Oriente, comandadas por Zaragoza, rechazaron con valentía al ejército francés en tres ocasiones. Ayudadas por la inadecuada planeación y ejecución de sus asaltos, sorprendiendo la decisión con que los mexicanos efectuaron sus acciones defensivas.

Todavía, durante el tercer intento, se desató una tormenta que arruinó la pólvora y la artillería de Lorencez, quien se vio obligado a retirarse, humillado y vencido.

Cuando Napoleón III supo de la derrota de Lorencez en México, que por cierto originó mucho dolor, histeria y protestas de los intelectuales franceses, envió un nuevo ejército.

Lorencez fue sustituido por el mariscal Federico Forey, como respuesta ante la desastrosa pérdida en la batalla de Puebla del cinco de mayo; Lorencez reclama esta decisión, aduciendo su derecho a recuperar su honor y debía ser él quien tenía que derrotar a los mexicanos.

Napoleón III no le concedió su petición así que deja Veracruz el 17 de diciembre de 1862.

El General Lorencez habría sido hecho senador si no se hubiera opuesto al envío de nuevas tropas a México.

Decía “por experiencia propia” que “no sería tan fácil el vencer a la resistencia mexicana como se creía en un principio”.

Intentó presionar al emperador para que retirara las tropas y continuó prediciendo la salida desastrosa y la derrota para la expedición.

El Conde de Lorencez, combatió durante la guerra franco-prusiana de 1870, siendo derrotado en la batalla de Sedán; Lorences fue retirado del servicio activo en 1872, en respuesta a una enfermedad contraída en México, la fiebre amarilla.

Años después trabajó luego en la redacción de una reseña histórica de la expedición francesa en México; se dice que Lorencez nunca se pudo recuperar de la humillación del cinco de mayo durante la Batalla de Puebla.

Guardaba resentimiento hacia los mexicanos, pero se dedicaría a narrar su punto de vista de esa batalla en la cual fue rechazado.

Falleció el 16 de julio de 1892.

Batalla de Puebla. Biografía de los protagonistas

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