En Historia de primero de secundaria, se tratará el tema: “En una guerra, ¿quiénes combaten?”, a través del cual se analiza el fascismo y su papel impulsor de la Segunda Guerra Mundial.
¿Qué hacemos?
Durante la Segunda Guerra Mundial participaron todos los sectores de la población de los países beligerantes, es decir, los que estaban en conflicto; en el caso de la Unión Soviética, la presencia de las mujeres fue muy importante.
La periodista bielorrusa Svetlana Alexievich, Premio Nobel de Literatura, se dio a la tarea de recoger diversos testimonios de mujeres que participaron en la defensa de la Unión Soviética. Lee algunos de ellos.
Primer testimonio:
«No sabría decir dónde ocurrió […] En qué lugar […] Estaba en un cobertizo con unos doscientos heridos, yo sola. Traían a los heridos directamente del combate, había muchos. Era en una aldea […] No recuerdo el nombre, han pasado tantos años […] Me acuerdo de que no dormí, no me senté ni un solo minuto en cuatro días. Todos decían: “¡Enfermera! ¡Ayúdeme!” Yo corría de uno a otro enfermo; una vez me tropecé y me caí, me quedé dormida al instante. Me despertó un grito, un comandante, un teniente joven, también estaba herido, se incorporó un poco y pegó un grito: “¡Callaos! ¡Silencio!”. Se dio cuenta de que estaba exhausta, de que todos me llamaban, les dolía: “¡Enfermera! ¡Enfermera!”. Me levanté de un salto y me puse a correr, no sé hacia dónde, ni para qué. Entonces lloré, por primera vez desde que estaba en el frente lloré. Después […] Nunca llegas a conocer a tu corazón. En invierno, los prisioneros de guerra alemanes empezaron a desfilar por delante de nuestra unidad. Iban congelados, con las cabezas envueltas en unas mantas rotas, con los capotes agujereados. Hacía tanto frío que los pájaros se congelaban al vuelo. Caían congelados. En esta hilera había un soldado […] Un niño […] Las lágrimas se le habían congelado sobre las mejillas […] Yo iba empujando un carro con pan, lo llevaba al comedor. Él no lograba apartar la mirada de aquel carro, no me veía a mí, solo al carro. El pan […] el pan […] Cogí una hogaza, la partí y le di un trozo. Lo cogió […] No se lo creía […] No […] ¡No se lo creía! Yo estaba feliz […] Estaba feliz porque no era capaz de odiar. Me sorprendí a mí misma […].
Segundo testimonio:
«Alguien les había dicho a los alemanes dónde estaba el campamento de los combatientes. Rodearon el bosque y cerraron todos los accesos. Nosotros estábamos escondidos en lo más profundo del bosque. Nos salvaban los pantanos, los del destacamento punitivo no se metían allí. El cenagal se tragaba la técnica y a los hombres. Durante días, durante semanas, estuvimos de pie con el agua llegándonos hasta el cuello. Con nosotros había una operadora de radio que había dado a luz hacía poco. Un bebé de un año […] Pedía pecho […] Pero la madre tenía hambre, no había leche, el niño lloraba. Los soldados estaban cerca […] Llevaban a los perros […] Si los perros le oían, moriríamos todos. Todo el grupo, unas treinta personas […] ¿Lo entiende? El comandante tomó la decisión […] Nadie se atrevía a transmitir la orden a la madre, pero ella lo comprendió. Sumergió el bulto con el niño en el agua y lo tuvo allí un largo rato […] El niño dejó de llorar […] El silencio […] No podíamos levantar la vista. Ni mirar a la madre, ni intercambiar miradas […]”.
Tercer testimonio:
“Nos dieron permiso para excavar las tumbas, para buscar dónde habían sido enterrados nuestros familiares fusilados. […].
Cavábamos… La gente se llevaba lo que habían encontrado y reconocido. Uno traía un brazo en una carretilla, otro conducía un carro con una cabeza dentro […] Una persona aguanta poco tiempo entera debajo de la tierra, se habían entremezclado. Con la arcilla, con la arena.
No encontré a mi hermana, me pareció reconocer un trocito de su vestido, me pareció que era suyo […] Mi abuelo me dijo: “Nos lo llevamos, así tendremos algo para enterrar”. Y pusimos en el ataúd aquel trocito de tela […]”
Hasta aquí la lectura.
¿Qué labores de trabajo identificaste?
En la lectura aparecen una enfermera y una operadora de radio. La participación no se dio sólo en el campo de batalla; la población civil también fue muy importante para resistir a los estragos de la guerra, conoce más sobre la participación de las mujeres en este periodo.
La Segunda Guerra Mundial generó una profunda transformación social, económica, política y cultural Provocó también cambios importantes en las relaciones de género y transformó en muchos aspectos la vida cotidiana y el papel de las mujeres en la sociedad durante el siglo XX.
Durante la Segunda Guerra Mundial, millones de hombres fueron movilizados a los ejércitos de los países aliados y de las potencias del Eje, trasladándose a los frentes de batalla distribuidos en prácticamente todas las regiones del mundo. Esa movilización masculina hizo que las mujeres casadas o que vivían en pareja, que cumplían mayoritariamente el papel de madres, compañeras y esposas, responsables de las tareas domésticas y de la alimentación y el cuidado de las y los hijos, quedaran al frente como jefas de familia, haciéndose cargo también de la manutención del hogar y de la responsabilidad de atender todos los aspectos de la vida cotidiana en los hogares: económicos, de mantenimiento, de abasto, de alimentación, de seguridad, de educación, de recreación. La carga de trabajo de estas mujeres se multiplicó sustancialmente en ese periodo.
Ahora se inicia con el aspecto económico.
Desde mediados del siglo XIX, muchas mujeres, sobre todo en los países más industrializados, ya trabajaban en fábricas textiles y en la confección de cigarros. Algunas pioneras habían incursionado en la educación y en los nuevos servicios que surgían en el siglo XX, como la telefonía. Sin embargo, la mayoría de las mujeres trabajadoras lo hacían en las labores agrícolas, en las que desempeñaban diversas tareas.
Este panorama cambió sustancialmente con la Segunda Guerra Mundial. Millones de mujeres se incorporaron a las tareas productivas, no solamente para poder mantener a sus familias, sino que fueron responsables de producir en laboratorios y talleres buena parte de los bienes y servicios que demandaba la sociedad de sus respectivos países; además, de producir una parte importante de los productos y bienes que servían para sostener a los ejércitos en combate.
Esto hizo que la proporción de mujeres que ingresaron a las actividades económicas creciera de manera significativa durante el conflicto bélico, sobre todo en los países más industrializados y que tuvieron los ejércitos más numerosos. En la Alemania nazi, que empleó masivamente a mujeres en su industria de guerra y en las actividades económicas en general, la cifra de mujeres trabajadoras creció de 11.2 millones en 1933 a 12.8 millones, pero si se incluyen los territorios ocupados por el ejército alemán, la cifra asciende a 14.6 millones. En la Unión Soviética, al finalizar la guerra, más de la mitad de la fuerza laboral era femenina.
Además de la mayor participación de las mujeres en las actividades productivas, otro cambio significativo fue su participación directa en la guerra.
Centenares de miles de mujeres formaron parte de los ejércitos en lucha. Tan solo en los Estados Unidos de América, 350 mil mujeres formaron parte de las Fuerzas Armadas, en la aviación y en la marina. Hubo mujeres pilotos; además, había más de cien mil mujeres en las Fuerzas Armadas Femeninas y más de 6 mil mujeres oficiales.
Muchos miles más entraron a la industria de la guerra, que producía los aviones, tanques, carros de combate, armas y municiones, así como en los servicios telegráficos y telefónicos. Más de 310 mil mujeres trabajaron en la industria aérea, siendo el 65% del total de la mano de obra empleada en ese sector. De igual modo miles de ellas trabajaron en la fabricación de barcos y en la marina.
En la Unión Soviética hubo una participación femenina aún mayor. Se estima que en el Ejército Rojo participaron entre medio millón y un millón de combatientes mujeres. José Stalin creó un grupo de tres regimientos compuestos casi exclusivamente de mujeres pilotos. Aunque de menor proporción que en la URSS, en Inglaterra, Francia, así como en prácticamente todos los países, ocurrió un fenómeno semejante de participación femenina directa en la guerra y en la industria y los servicios asociados a ella.
Vale la pena destacar el trabajo de miles de enfermeras y muchas doctoras que formaban parte de la retaguardia de los ejércitos como encargadas de atender a los heridos. En Gran Bretaña, por ejemplo, hubo un servicio especial de enfermería de la Real Fuerza Aérea. Además de las mujeres enlistadas en los ejércitos de sus países, muchas otras ingresaron como voluntarias en organizaciones humanitarias como la Cruz Roja, empleándose sobre todo como enfermeras.
Para conocer más sobre el papel de las mujeres en la Segunda Guerra Mundial, se te invita a revisar el siguiente video.
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Las mujeres en la Segunda Guerra Mundial.
Revisa del tiempo: 00:23 al 5:01.
Como te puedes dar cuenta en el video, las mujeres se ganaron a pulso el reconocimiento a su trabajo y a su valor como protagonistas centrales de la guerra. Sin embargo, hubo también mucha resistencia en la cultura y las tradiciones prevalecientes. Los salarios que ganaban las mujeres en las actividades productivas tradicionales y en la industria de guerra eran menores a los de los hombres, a veces, del cincuenta por ciento menos. Esta problemática persiste en la actualidad, por ejemplo, ONU Mujeres identificó que, en Estados Unidos de América, las mujeres afroamericanas ganan sólo 62 centavos, las mujeres indígenas 57 centavos, y las latinas 54 centavos por cada dólar que ganan los hombres blancos.
Hubo también una acentuada discriminación racial. En los Estados Unidos de América, las mujeres afroamericanas no eran bien vistas por las mujeres blancas, quienes las segregaban, además de que sus salarios eran inferiores. Lo mismo ocurría con las mujeres de ascendencia asiática y latina.
La Segunda Guerra Mundial fue también una catástrofe para millones de mujeres. En el Tercer Reich, las mujeres judías, las gitanas y las polacas fueron el blanco preferido del exterminio nazi. Millones de mujeres fueron víctimas de la política genocida nazi. Se calcula que la mitad de las víctimas fueron mujeres. Muchas de ellas perecieron en los campos de concentración, fueron abusadas sexualmente y esterilizadas con el propósito de impedir la procreación de “razas” que consideraban inferiores, a través de la eugenesia, como lo estudiaron anteriormente.
Las mujeres se empoderaron notablemente durante la Segunda Guerra Mundial. Cuando ésta llegó a su fin y los miles de hombres combatientes regresaron a sus hogares, muchas mujeres que habían ingresado a la fuerza de trabajo en las industrias y servicios, fueron desplazadas. Sin embargo, las mujeres habían tomado una mayor consciencia de su importancia en la sociedad y muchas de ellas no permitieron este desplazamiento y lucharon por conservar sus puestos de trabajo.
La vida ya no fue la misma. A partir de entonces las mujeres lucharon en múltiples frentes: para que se reconociera su derecho a organizarse colectivamente, para poder acceder a la educación superior y a empleos, y una vez en ellos, ganar sueldos justos, así como tener mejores condiciones laborales y poder acceder a puestos de mayor responsabilidad como puestos directivos.
A partir de la transformación social durante y después de la Segunda Guerra Mundial, se sentaron las bases del feminismo de las décadas siguientes, en el que las mujeres adquirieron mayor consciencia sobre su identidad femenina y sus derechos, consciencia, organización y formas de lucha que no han cesado desde entonces.
Conoce más sobre estas luchas a través del siguiente video.
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Construir relaciones para la equidad de género.
Revisa del tiempo 00:33 al 01:20 y del 1:50 al 3:18.
Ahora, se realizará una breve recapitulación acerca de la participación de las mujeres durante y después de la Segunda Guerra Mundial.
Durante el conflicto, trabajaron como enfermeras que rescataban y cuidaban a los heridos del frente de batalla, también como pilotos en distintos ejércitos, destacando las del ejército soviético. Colaboraron como miembros de la resistencia de los países ocupados por Alemania y como soldados. Como ejemplo, el ejército estadounidense tuvo un cuerpo femenino en el que se enlistaron alrededor de 150 000 mujeres. Además, hubo notables espías.
Por otra parte, mientras la mayoría de los hombres luchaban en los frentes de batalla, las mujeres se encargaron de las labores agrícolas e industriales en sus países. Esto fue muy notorio en Estados Unidos de América, pues el sistema productivo, el comercio y la vida cotidiana siguieron su curso gracias a ellas.
Al término de la guerra, y con el regreso de los hombres, las mujeres se negaron a limitarse a su papel de acompañantes y amas de casa, y conservaron sus puestos de trabajo, que les daban independencia económica. Como consecuencia indirecta, la guerra aceleró la incorporación femenina al mundo laboral y activó un cambio en la concepción cultural que existía de la mujer.
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