En la materia de Historia de tercero de secundaria, se verá el tema: “Del Barroco al Neoclásico”, con el que se reconocerán las características del Neoclásico y la influencia de la Ilustración en la creación de nuevas instituciones científicas y académicas.
¿Qué vamos aprender?
El estilo neoclásico surgió a finales del siglo XVIII. Como recordarás, en sesiones anteriores aprendiste que durante ese siglo hubo una gran transformación debido al surgimiento de la Ilustración; fue una época de cambios políticos e ideológicos, tanto en la Nueva España como en varios lugares del mundo, todos los ámbitos de la sociedad se vieron influenciados por las ideas ilustradas, entre ellos el arte.
De manera sencilla puedes decir que el arte es una manifestación de la actividad y pensamiento humano, una representación o interpretación del pensamiento, de la realidad, de las emociones y sentimientos, expresada a través de las diversas disciplinas artísticas que existen.
Recuerda que para realizar anotaciones sólo necesitas lápiz o bolígrafo, cuaderno y tu libro de texto para profundizar y ampliar tus conocimientos acerca del tema.
¿Qué hacemos?
Para conocer más sobre el surgimiento del Neoclásico, lee la descripción que hace sobre este estilo el arquitecto Daniel Schavelzon en el prólogo al libro Arquitectura neoclásica, del historiador del arte Agustín Piña:
El fenómeno neoclásico sólo puede ser analizado, en principio, teniendo en cuenta sus orígenes como expresión de la naciente burguesía europea, netamente liberal y arrullada bajo las alas del iluminismo del siglo XVIII.
La Revolución francesa y las ideas de los enciclopedistas van a institucionalizar el estilo, que será lanzado al mundo por Napoleón como el modelo ideal del liberalismo. Hacia fin de siglo, esta arquitectura tiende a modificar sus imágenes […] se afrancesa […]. No hay duda de que los procesos políticos, económicos y sociales de Europa están claramente representados en el desarrollo de este estilo.
En el caso de México […] el neoclásico surge como la expresión de los sectores progresistas españoles, tal es el caso de Manuel Tolsá, con anterioridad a la Independencia. Así el propio gobierno colonial construye dos de los máximos ejemplos que todavía se conservan: el Palacio de Minería y el Hospicio Cabañas.
La sobriedad de las plantas… la escalinata monumental y la asepsia formal son increíbles para estar entre edificios coloniales netamente barrocos.
Para 1790 eran ya notables los avances que en arquitectura se estaban realizando, mostrando la enorme brecha ideológica existente en plena estructura de dominación colonial. No iba a tardar mucho en explotar, aunque personajes como Tolsá permanecerían aliados al poder español.
En América Latina, en general, el neoclasicismo fue “lo nuevo”, tanto para liberales como conservadores, tal es el caso de Porfirio Díaz […].
Totalmente alejados de las libertades barrocas, ceñido estrictamente al uso de las órdenes y los ornamentos clásicos romanos […] no puede haber en el neoclasicismo la variedad ni, sobre todo, la imaginación barroca.
¿El arte se ve influenciado o cambia de acuerdo con lo que sucede en el entorno?
¿Qué se suscitó en la Nueva España para que el estilo artístico previo, el barroco, cambiara a neoclásico?
El estilo barroco se caracterizó por la exuberancia ornamental; este estilo fue evolucionando, adquirió diversas características y se dividió en otras modalidades de acuerdo con los elementos que empleaban los artistas, puede decirse que las obras artísticas barrocas eran llamativas, tenían muchos adornos, las columnas eran elaboradas con gran variedad de figuras, era un estilo muy decorativo; como señaló Justino Fernández, uno de los más destacados arquitectos de este estilo: el Barroco se expresó “por medio de complicadas formas creadas por la fantasía”.
El templo de San Felipe Neri en Oaxaca, el convento de Santa Clara de Jesús en Querétaro y el templo de San Francisco Javier en Tepotzotlán, Estado de México, entre muchos otros, son algunos ejemplos destacados de las edificaciones barrocas.
Al desarrollo de este estilo artístico le siguió el Neoclásico.
El estilo Neoclásico surgió en Europa aproximadamente a mediados del siglo XVIII. En esa época, el pensamiento humano estaba teniendo un cambio sustancial, en donde la razón se convirtió en el eje de todo pensamiento y actividad humana.
La razón era entendida como la “luz” que iluminaría el conocimiento del ser humano para llevarlo a conformar un mundo mejor, moderno, ordenado; por ello, al siglo XVIII se le conoce también como el “Siglo de las luces”, o el periodo de la Ilustración.
Razonar, observar y experimentar era la mejor manera de conocer el mundo. Buscar conocimiento, cuestionar, transformar las antiguas estructuras; el hombre, el progreso y la ciencia fueron la guía para el mundo moderno. Estas ideas transformaron la sociedad en todos los aspectos, hasta el entorno físico, es decir, las construcciones y el trazo de sus ciudades.
Pensadores, filósofos, científicos y artistas como Diderot y Montesquieu, entre muchos otros, generaron estas nuevas ideas que trastocaron todos los ámbitos, lo que provocó un cambio muy importante en el desarrollo de todas las actividades y expresiones del ser humano.
La Revolución francesa y otros movimientos sociales fueron resultado de esos cambios de pensamiento; la libertad, la igualdad y la fraternidad fueron los preceptos de lucha contra el absolutismo que hasta entonces imperaba en Europa.
En lo que respecta al arte, esas ideas ilustradas se manifestaron en obras que se contrapusieron al Barroco, la razón se antepuso a la imaginación, lo simple a lo complejo.
El principal referente estilístico fue el arte clásico, es decir, el que se realizó en la época de la cultura grecorromana, y que era considerado un arte de formas perfectas; por eso se le llama Neoclásico, pues se retomaron los modelos de la antigüedad.
Las formas empleadas eran más sencillas, era un arte sobrio que buscaba el equilibrio, la simetría; los trazos y líneas eran más ordenadas, se utilizó el frontón triangular y columnas más simples. Todo esto contrastaba notoriamente con el Barroco.
Este cambio artístico sucedía en Europa y la Nueva España pertenecía al Imperio español, por lo que todo lo que sucedía en España tenía una repercusión directa en sus territorios americanos, aunque a veces tardaban un poco en llegar las nuevas ideas, tarde o temprano se manifestaban.
De este modo, el pensamiento ilustrado que llegó a la Nueva España generó agitación política y avivó el cuestionamiento sobre la organización social y de gobierno, las injusticias y la desigualdad que existían; poco después, estas ideas fueron uno de los factores que ocasionaron la lucha por la independencia.
En su mayoría, los simpatizantes de estas ideas ilustradas pertenecían al sector criollo, quienes las difundieron e impulsaron en todos los ámbitos.
En el ámbito educativo, a mediados del siglo XVIII los centros de estudio, cuyos miembros habían tenido contacto con textos de autores ilustrados, propusieron algunas reformas en la enseñanza, entre las que estaba la formación artística.
Fue hacia 1780 cuando la presión de artistas y científicos novohispanos consiguió frutos: el rey Carlos III mandó fundar nuevas instituciones de diversas áreas, como la minera, la botánica y las artes plásticas.
Esta intención de crear instituciones educativas también surgió de las ideas ilustradas, pues el gobierno veía en ellas un medio para promover el progreso en las ciencias y artes, lo que llevaría al bienestar.
Así, en 1783 Carlos III expidió la cédula de creación de la Academia de San Carlos y dos años después fue inaugurada e inició sus cursos.
Esta institución se convirtió en el principal centro de la creación artística americana; su conformación dio paso a la formalización del aprendizaje de las artes, que antes se enseñaban en talleres, pero a partir de ese momento se crearon instituciones educativas de diversas áreas, pues además de la Academia de San Carlos se estableció la Escuela de Cirugía, el Jardín Botánico y el Colegio de Minería, entre otras.
Como puedes darte cuenta, la Ilustración influyó de manera importante en la creación de nuevos centros educativos, artísticos y científicos, en la Nueva España, el México de entonces.
A la Academia de San Carlos fueron enviados maestros europeos con notoria influencia neoclásica, aunque después también impartieron clases diversos artistas novohispanos.
Con la creación de la Academia de San Carlos se puede decir que inició oficialmente el periodo Neoclásico en la Nueva España.
Uno de los maestros que llegó a la Academia, y que después sería su director, fue el arquitecto y escultor español Manuel Tolsá, considerado el máximo exponente del arte neoclásico en México, quien diseñó el Palacio de Minería, una de las obras más representativas del Neoclásico.
También fue el creador de la estatua ecuestre de Carlos IV, del Hospicio Cabañas en Guadalajara, se encargó de terminar la construcción de la Catedral de la Ciudad de México, entre muchas obras más.
Además de Tolsá, otros representantes del Neoclásico fueron Francisco Eduardo Tresguerras, quien diseñó el Convento de Teresitas en Querétaro, y Damián Ortiz de Castro, quien realizó el diseño de la Catedral de Tulancingo, Hidalgo, y las torres de la Catedral Metropolitana, obras claramente neoclásicas.
Muy pronto, el arte neoclásico se implantó por todo el territorio, pues era considerado “lo bello”, lo “de buen gusto”, incluso, algunas obras barrocas fueron ¡destruidas o modificadas! para suplantarlas por versiones neoclásicas.
Las obras neoclásicas en la Nueva España, aunque en algunos casos hubo mezcla con el estilo barroco, siguieron las características europeas, que, como se ha dicho, retomaron los modelos griegos y romanos, utilizaron más líneas rectas que curvas, siguieron un orden racional, emplearon la simetría, representaban la realidad y no la imaginación, hubo un mayor uso de columnas, pero con formas más sencillas; eran obras, en el caso de la arquitectura, que tenían una función urbana, útil, como en hospitales y escuelas.
Cuando estalló la Guerra de Independencia en 1810, la producción artística se detuvo un poco, sin embargo, no dejó de realizarse; obras literarias, grabados, pinturas, teatro, e incluso algunas construcciones se iniciaron en plena guerra, como el templo y convento de la Merced, en Puebla.
El movimiento libertario introdujo nuevos elementos a las obras de arte que dejaban ver la situación política y el pensamiento nacionalista -criollo- de la época.
La guerra por la Independencia y todos los conflictos políticos que se vivieron a lo largo del siglo XIX, evitaron, una nutrida producción artística, sin embargo, se realizaron importantes obras.
Por ejemplo, en 1866, casi al término de la intervención francesa a nuestro país, se inauguró otra de las obras representativas del neoclásico: el Teatro Degollado, en la ciudad de Guadalajara. Así, el estilo neoclásico persistió a lo largo de ese siglo.
Para recapitular, de manera detallada, algo de la obra de Manuel Tolsá, máximo exponente del Neoclásico en la Nueva España, observa y escucha los siguientes videos. Presta mucha atención para que reconozcas los elementos que caracterizan a este estilo.
-
Manuel Tolsá. Palacio de Minería
-
Manuel Tolsá. Palacio de Buenavista
El Neoclásico surgió como una expresión cultural de las clases acomodadas que buscaban un cambio, ello se vio reflejado en la creación de las Academias, también influenciadas por el pensamiento ilustrado, para, a través de ellas, desarrollar, impulsar y difundir el conocimiento.
Fue a partir del establecimiento de la Academia de San Carlos que el Neoclásico comenzó sus manifestaciones artísticas en la Nueva España, estilo que permaneció con nuevos elementos a lo largo del siglo XIX.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: