Fervor, compromiso, confianza, espiritualidad y satisfacción son algunas de las sensaciones que experimentan las personas que recorren la Ruta del Peregrino hacia Talpa de Allende.
Entre los meses de febrero y marzo miles de creyentes parten de diversas poblaciones de los estados del occidente del país para llegar al santuario de la Virgen de Nuestra Señora del Rosario en el municipio de Talpa de Allende.
Mujeres, hombres y niños recorren los 117 kilómetros de trayecto desde Ameca hasta el santuario a través de senderos empinados, a un lado de vías del tren, tramos carreteros y subiendo y bajando cerros a través de los bosques de Jalisco.
Entre dos y tres días dura el trayecto en el que las personas tienen que hacer un esfuerzo para cumplir una a una las etapas. La mayoría de los peregrinos duermen al medio día y caminan al atardecer, la noche y las primeras horas de la mañana para avanzar más rápido y evitar las horas de mayor calor.
La mayoría de las personas tienen una manda que pagar a la Virgen de Talpa por algún favor concedido.