Los negocios de las hijas de los capos

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No todos los herederos de los capos siguieron en las actividades ilegales, pero muchos obtuvieron recursos para poner en marcha negocios legales y otros tantos decidieron cortar todo tipo de nexos de los grupos criminales.

Un ejemplo claro es el de Juan Sebastián Marroquín Santos o Juan Pablo Escobar Henao, que tenía 16 años cuando murió su padre, Pablo Emilio Escobar Gaviria, el narcotraficante más temido de Colombia. Al renunciar a la fortuna amasada por las ganancias de las ventas de drogas y durante muchos años vivió en el anonimato junto a su madre y hermana.

Reapareció para narrar lo que vivió a lado de Escobar Gaviria y siguió con sus actividades de arquitectura.

Alejandrina Guzmán Salazar, 36 años, hija de Joaquín Guzmán Loera, fue detenida por intentar traficar drogas; al salir de la cárcel registró la marca ‘Chapo’. Se dice que ahora vive de las regalías que le genera la venta de productos con la imagen del capo.

Jessica Johana Oseguera González, heredera de Nemesio Oseguera Cervantes, fue vinculada por el Departamento del Tesoro como operadora del grupo delictivo. La heredera del Mencho se amparó para evitar ser detenida como sucedió como su mamá.

Las autoridades determinaron que sus negocios como el restaurante Mizu Sushi, que tiene más de cien sucursales en Vallarta y Guadalajara, así como el tequila Onze Black fueron financiados con recursos de las drogas.

Melissa Plancarte negó estar relacionada con las actividades de su padre, Enrique Plancarte, y su carrera en la industria musical lo hizo por su propio trabajo. 

La llamada ‘Barbie Grupera’ se retiró de los espectáculos, pero en 2017 anunció su regreso a los escenarios.

VER: ¿Qué hace Melissa Plancarte, la ‘Barbie Grupera’?

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