El asesinato del Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, ocurrido el 24 de mayo de 1993, sigue siendo uno de los crímenes más impactantes en la historia reciente de México, donde presuntamente estuvo relacionado Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán Loera.
A pesar del paso del tiempo, las circunstancias que rodean su muerte y los posibles responsables continúan siendo objeto de controversia y teorías de conspiración.
El cardenal Posadas Ocampo, Arzobispo de Guadalajara, fue asesinado en un tiroteo en el estacionamiento del Aeropuerto Internacional de Guadalajara.
Según los informes iniciales, las autoridades afirmaron que el cardenal fue víctima de un caso de identidad equivocada, al ser confundido con un líder del narcotráfico que se encontraba enemistado con un cártel rival. Sin embargo, esta versión oficial fue ampliamente cuestionada.
¿Cuáles son los móviles qué involucran a El Chapo?
Una de las teorías de conspiración más difundidas sugiere que el asesinato del cardenal Posadas Ocampo fue resultado de una trama más compleja, vinculada con el narcotráfico y la lucha por el poder entre los cárteles mexicanos en ese momento.
Se ha especulado sobre la posible participación de miembros de grupos del crimen organizado, como el jefe del Cártel de Sinaloa y elementos corruptos dentro de las fuerzas de seguridad.
A lo largo de los años, han surgido varias líneas de investigación y detenciones relacionadas con el caso.
Sin embargo, ninguna ha proporcionado una conclusión definitiva ni ha llevado al esclarecimiento total del crimen.
La entonces Procuraduría General de la República (PGR) estableció como primera hipótesis que tanto el cardenal, su empleado y las otras cinco personas murieron a causa del fuego cruzado entre las bandas de los Arellano Félix y los guardaespaldas de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán.
Sostienen que el objetivo de los sicarios de Tijuana era el jefe del Cártel de Sinaloa, pero confundieron el vehículo en el que se trasladaba su rival con el auto del sacerdote.
A pesar de detener a 51 personas como responsables del crimen; entre ellos Jesús Alberto Bayardo Robles, alias El Gory, Édgar Mariscal y Álvaro Osorio, en 1998 el Gobierno de Jalisco presentó nuevas pruebas para que el caso fuera reabierto.
En esa misma fecha fue creado un grupo interinstitucional para investigar el caso, siendo invitado en arzobispo emérito, Juan Sandoval Íñiguez.
Luego de desahogar las pruebas, no fue posible llegar a un acuerdo, unos se orientaron al homicidio doloso y otros señalaron que todo se trató a la confusión.
El 27 de julio del 2000 el caso fue cerrado concluyendo los trabajos de la investigación, y con ratificación de la PGR que todo se trató de un asesinato circunstancial.
Por si fuera poco, las declaraciones Iñiguez abonaron a más dudas, su teoría es que el cardenal fue victimado por los propios policías judiciales a cargo de León Aragón; por lo que el homicidio fue ordenado por el propio Estado.
Se dice que el cardenal tenía una misión muy clara, por la información que le fue entregada sobre el involucramiento de autoridades con el narcotráfico.
El arzobispo hizo hincapié al señalar que la Iglesia de México conoce a los responsables, pero lamenta que ningún asesino está preso por el homicidio.
¿Qué exigen las familias de los deudos?
Las familias de las víctimas, así como la sociedad mexicana en general, aún esperan respuestas y justicia.
Es importante destacar que el asesinato del Cardenal Posadas Ocampo tuvo un impacto significativo en la opinión pública y en la percepción de la violencia ligada al narcotráfico en México.
Este trágico evento puso de relieve la necesidad de abordar de manera efectiva el problema de la criminalidad y la corrupción en el país.
A pesar de los esfuerzos de las autoridades y organismos encargados de la justicia, el caso del asesinato del Cardenal Posadas Ocampo sigue sin resolverse por completo.
Es fundamental que se continúen realizando investigaciones exhaustivas y se agoten todos los recursos disponibles para lograr una conclusión definitiva y brindar el debido proceso y la justicia que tanto se espera.
El legado del Cardenal Posadas Ocampo perdura en la memoria de aquellos que reconocen su importante labor en la Iglesia Católica y su compromiso con la justicia y los más vulnerables.
Mientras tanto, la sociedad mexicana espera que la verdad sobre su asesinato finalmente salga a la luz y que se haga justicia en este caso que ha dejado una profunda marca en la historia del país.