En la gastronomía de Jalisco uno de los platillos preferidos por los amantes de la cocina tradicional son los tamales tapatíos; sus variedades pueden disfrutarse en festejos como el del Día de la Candelaria.
Este alimento típico de nuestro país se originó en la época prehispánica, pero con el transcurrir de los años se mantiene vigente.
Su preparación evolucionó y con la llegada de los españoles se le incorporó al tamal nuevos ingredientes.
De esta fusión, en las 32 entidades de México se generaron tamales típicos y Jalisco aportó variedades únicas.
Es el caso de los tamales tapatíos, que para esta conmemoración son de los más demandados por las personas que van a cumplir con el pago luego de que les salió el niño en la rosca de reyes.
¿Cómo fue la evolución el platillo?
El primero en hablar de este alimento fue Fray Bernardino de Sahagún, quien narra en su “Historia general de las cosas de Nueva España”, que este platillo estaba ligados a los festejo en honor a ciertos dioses durante los 18 meses que conformaban el calendario mexica.
La palabra tamal proviene del náhuatl tamalli que significa envuelto.
Los tamales formaban parte de los altares y festejos dedicados a dioses como Coatlicue; en festividades dedicadas a Tezcatlipoca y a los difuntos; en honor a Xilonen, diosa del maíz tierno; Huitzilopochtli, dios de la guerra; Mixcóatl, dios de las tempestades; al dios del fuego Xiuhtecuhtli y, finalmente, el 2 de febrero a los dioses del agua llamados Tlaloques, a quienes se les solicitaba un año de lluvias y buenas cosechas.
¿Qué ingredientes llevan los tamales tapatíos?
Conforme se incorporó el tamal a la dieta de españoles y a su vez en otros grupos poblacionales de la Nueva España y con el tiempo se preservó en el México moderno; fueron naciendo nuevos estilos de tamales.
Los más representativos o variedades más conocidas son el zacahuil, de la región de la Huasteca en San Luis Potosí; el mucbipollo o tamal de pollo, pavo o puerco, propio de la península de Yucatán; el tamal de cazuela y el tamal suave de bola o tamal colado, de Veracruz.
Así como el oaxaqueño, las corundas o güemes.
En el caso de Jalisco las variedades más populares son: el tapatío, de acelgas, colado y arcoiris.
El Jalisco o tapatío se mezcla la masa tradicional con arroz remojado y molido, que se rellena con carne de res o cerdo guisada con jitomate, chile pasilla, almendras, pasas, aceitunas, cebolla y especias.
Los de acelga son típicos del Pueblo Mágico de Tapalpa, aquí la masa de maíz se rellena de acelga y queso, y a la hora de servir se baña en una deliciosa salsa verde con crema y queso fresco.
El tamal colado es originario también de Tapalpa y se elabora con una masa de maíz dulce muy fina, preparado con leche condensada, clavos de olor, canela y sal, también se le agregan nueces y cacahuates picados.
Y en los últimos años ganó popularidad el arcoiris, elaborado en un establecimiento de Tlaquepaque.
Es un tamal multicolor (rojo, naranja, amarillo, verde, azul y morado), con una masa sabor vainilla. Esta versión dulce se creó para celebrar las fiestas del mes del Pride.