En la región de la Sierra Tarahumara la tasa de homicidios llegó a estar al nivel de San Pedro Sula, ciudad hondureña considerada como la más violenta del mundo; la razón es la impunidad que goza el Cártel de Sinaloa.
Una de las voces autorizadas de hablar sobre en la inseguridad en la zona es la del padre jesuita Javier Ávila, ‘El Pato’; quien ligó a Jesús Noriel Portillo Herrera, ‘El Chueco’, presunto líder de la célula ‘Los Salazar’, como el responsable de la muerte los sacerdotes Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar.
‘El Pato’ se convirtió en símbolo de resistencia de las decenas de activistas en la tierra Rarámuri, al grado de recibir protección por las amenazas de muerte que recibe por denunciar los homicidios, secuestros y otros delitos en la zona.
Ávila señaló que el asesinato de los sacerdotes jesuitas es una muestra de la impunidad, incapacidad e incompetencia de las autoridades para atender la inseguridad.
“El dolor que embarga a la comunidad de la Orden de Jesús, estos eventos no doblegarán su labor en favor de la vida, la paz, la verdad, la justicia y el pueblo”.
El caso Cerocahui, la punta del Iceberg
La violencia en la Sierra Tarahumara se remonta desde que los primeros narcos de Sinaloa comenzaron a sembrar marihuana y amapola en los poblados.
En la actualidad el Cártel de Sinaloa disputa el territorio con ‘La Línea’, el brazo armado del Cártel de Juárez.
La Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús refirió que estos hechos no son aislados y acusó que la Sierra Tarahumara, como muchas otras regiones del país, enfrenta condiciones de violencia y olvido que no han sido revertidas.
Todos los días hombres y mujeres son privados arbitrariamente de la vida, como hoy fueron asesinados nuestros hermanos.
“Los jesuitas de México no callaremos ante la realidad que lacera a toda la sociedad. Seguiremos presentes y trabajando por la misión de justicia, reconciliación y paz, a través de nuestras obras pastorales, educativas y sociales”.
Este discurso es similar al del padre Ávila, quien recalca que la zona está en llamas por los enfrentamientos de grupos criminales que se disputan esta zona entre Chihuahua, Durango y Sinaloa, el triángulo dorado de la droga durante décadas.
La Comisión Estatal de los Derechos Humanos documentó el pasado fin de semana desplazamientos de la población civil de los municipios de Urique, Uruachi y Guadalupe y Calvo.
Los motivos son por temor a ser asesinados por los grupos criminales.
‘El Chueco’, el criminal del Cártel de Sinaloa que manda en la región
Jesús Noriel Portillo Herrera, ‘El Chueco’, está identificado como el principal generador de violencia en la zona turística de Creel y Sinaloa.
Es jefe de ‘Los Salazar’, célula del Cártel de Sinaloa, que sería responsable de decenas de homicidios, secuestros, ataques contra autoridades, entre otros delitos.
El criminal al servicio del Cártel de Sinaloa agredía a indígenas y trabajadores de comunidades cercanas al municipio de Urique y parte del de Uruachi.
Su historial delictivo incluye los asesinatos del activista Cruz Soto Caraveo en 2019, el maestro estadounidense Patrick Braxton-Andrew en 2018 y Miroslava Breach en 2017.
En el caso del maestro estadounidense, asesinado el domingo 28 de octubre del 2018, el entonces gobernador Javier Corral, dijo que fue un cobarde y brutal asesinato, de una persona totalmente inocente.
“Un hombre limpio cuyo infortunio fue cruzarse en su caminar con el traficante de drogas”.
La célula de ‘Los Salazar’ es también responsable del homicidio de la periodista Miroslava Breach.
En el juicio contra el autor material, salieron a relucir los nombres de Juan Carlos “N” conocido como El Larry, quien tenía bajo su mando a Elva Nidia “La China” y José Noriel “El Chueco”.
Además, está ligado al ataque a la comandancia de la corporación en Urique en el 2017 y acusado de los incendios provocados por grupos delictivos para apoderarse de la tala ilegal y lavar dinero.
MÁS INFORMACIÓN: Caso Cerocahui. Ligan al ‘Chueco’, jefe del Cártel de Sinaloa, con asesinato de sacerdotes jesuitas
