En la clase de Lenguaje de quinto de primaria, se verá el tema: “Relatos de la tradición oral”, con el cual aprenderás a redactar un texto narrativo con una estructura básica: Inicio, nudo y desenlace .
La Lingüística
Uno de los grandes estudiosos de la lengua y la cultura náhuatl, el Dr. Miguel León Portilla decía: “Los pueblos que hablaron náhuatl en la época prehispánica participaron en el desarrollo de una cultura, de varias formas sobrevive en la actualidad a través de los hablantes de náhuatl, muchos de los cuales conservan antiguas tradiciones”.
Significa que la historia antigua de nuestro país, aquella que se remonta a la época prehispánica, esa historia se mantiene viva a través de las lenguas que se hablaban y de las tradiciones que se conservan.
Si contemplamos un moderno mapa lingüístico de México veremos que son numerosos los lugares en los que hasta el presente se habla alguna variante del náhuatl.
La tradición oral
El día de hoy aprenderemos que la tradición oral en los pueblos indígenas es un componente fundamental de sus culturas, ha sido preservada y transmitida por personas que han desarrollado el arte de narrar. Las historias nos remiten al origen de los pueblos, a los dioses creadores del hombre, los animales, la naturaleza, las ceremonias y la cosmovisión de los distintos pueblos indígenas.
Por medio de estas narrativas, se reproducen las enseñanzas, los valores y las ideologías que determinan las formas de interacción social intracomunitaria, mediante las narrativas orales, los pueblos indígenas dan continuidad histórica y establecen “puntos de contacto” con las situaciones y fenómenos contemporáneos, que, sin duda, les afectan igual que al resto de la población mexicana.
Eso quiere decir que, a través de los cuentos que se han contado desde hace mucho tiempo, se han preservado los valores y creencias de los pueblos indígenas.
¿Y esos cuentos cómo son? ¿Son diferentes a los cuentos que se cuentan en otras partes del mundo? ¿Son parecidos? ¿Son muy largos? ¿Son muy cortos? ¿Son emocionantes? ¿Asustan?
Hay muchos tipos de cuentos, pero existen algunas similitudes que comparten todas las narraciones del mundo, todas tienen un inicio, un nudo y un desenlace.
El nudo de una historia habla de lo que le sucede al personaje principal, se conoce el problema al cual se enfrenta y la forma de resolverlo.
Vamos a pensar en un personaje, por ejemplo: Un pastor.
Un pastor llevó a pastar a sus ovejas.
El pastor llega hasta un barranco y una de sus ovejas se resbala.
¡Ese es el nudo de la historia! Lo que iba avanzando muy bien, de pronto se detiene, hay un tropiezo, el personaje debe liberarse de ese nudo.
El pastor se asoma y descubre que la oveja está bien, su caída la detuvo una gran piedra plana que estaba a pocos metros de distancia del límite del barranco, el pastor ata una cuerda alrededor del esponjoso cuerpo de la oveja y la sube poco a poco.
Es el desenlace de la historia, el personaje avanzó por la cuerda hasta llegar al cierre de la narración.
Observa los siguientes videos de esa manera podrás entender mejor en qué consiste cada parte de una historia.
El pico del tucán.
El cactus solitario.
Después de ver esas divertidas historias, hablaremos sobre las narraciones orales que existen en las comunidades indígenas.
Cuando escuchamos a un narrador oral debemos hacerlo con atención y respeto de acuerdo a las normas sociales de la comunidad. Por ello te pregunto:
¿Conoces las formas reverenciales, de respeto o solemnidad que se practican en tu comunidad?
¿Durante el desarrollo de una narración puedes interrumpir al narrador?
¿En qué momento puedes hacerle preguntas o comentar la narración?
Anota estas preguntas en tu cuaderno e investiga con las personas mayores (en tu casa o en la comunidad) sobre las posibles respuestas que podrían dar.
Pide a un familiar que te lea el siguiente relato de la cultura náhuatl y pon mucha atención.
El hombrecito
Hace mucho tiempo, no había fuego por dondequiera en este mundo; estaba en manos de un hombrecito que se lo prestaba a todos, cuando la lumbre se les apagaba, nuevamente le pedían prestado el fuego y él lo volvía a repartir.
Un día lo hicieron enojar, pues nomás le hacían perder el tiempo pidiéndole fuego; ya no se los prestó, se los negó de corazón a todos y ya no les prestó más la lumbre.
Pasaron los días y un locuacito pensó, fue a casa del hombrecito y le dijo:
—Señor abuelito, ¿No quisieras prestarme tu lumbre?
—No.
El locuacito fue corriendo a su casita y se puso a pensar en cómo podría robarle la lumbre al hombrecito para repartirla entre los hombres, pensó que sería necesario entretenerlo para robársela.
Al día siguiente el locuacito llegó nuevamente a casa del hombrecito. Lo encontró calentándose y dormitando junto a la lumbre, de repente, el locuacito sopló sobre las cenizas que volaron, le llegaron al hombrecito a los ojos y de momento no pudo ver. El locuacito salió a esconderse de prisa; el hombrecito lo alcanzó a ver, pero no lo siguió.
Días después, el hombrecito fue a alcanzar al locuacito que estaba sentado al pie de un nopal, lo reconoció y le dijo:
—Tú me echaste basura en los ojos hace días.
—Yo no te he visto en ninguna parte; estoy aquí cuidando las tunas porque se las comen a escondidas, ¿No se te antoja una?
—Dame una —le dijo el hombrecito.
El locuacito cortó una tuna, la peló y se la tiró en la boca al hombrecito, al estársela comiendo, se le antojó otra. Se la pidió y abrió la boca esperando que el locuacito se la aventara. Éste escogió una tuna de las más espinudas, como pudo la cortó y se la aventó al hombrecito a la boca. El locuacito corrió entre la nopalera rumbo a la casa del hombrecito para robarle el fuego, mientras éste se limpiaba la boca y se sacaba las espinas, al intentar seguirlo, el hombrecito se rasguñó con las espinas del tunal y así se olvidó del locuacito.
A los siete días, el hombrecito fue a ver su milpa y tropezó con el locuacito a la orilla del camino, estaba sentado sobre una piedra, silbando y pegándole a un tambor. El hombrecito llegó saludándolo y diciéndole:
—Yo te conozco, me has engañado en dos ocasiones.
—¿Yo? —le contestó el locuacito— ha de ser otro, somos tantos, yo no recuerdo haberte visto, en estos momentos voy a una fiesta, por eso me ves tocando, ¿No podrías ayudarme un poco? estoy esperando a unos señores que se fueron a una boda, ya me desesperé, pues no aparecen, me dijeron que vendrían echando cohetes, ayúdame un poco: Silba y golpea mientras yo voy a alcanzarlos. Cuando oigas que están tronando cohetes, quiere decir que ya vienen, entonces silbarás y golpearás.
Dejó allí al hombrecito y se fue a donde ya había hecho lumbre; trajo unos tizones y comenzó a quemar la roza, rodeando el terreno donde había dejado al hombrecito. Cuando el fuego llegó a unos árboles grandes, comenzaron a tronar muy fuerte y a echar chispas muy lejos, el hombrecito oyó y pensó: “Ahora sí, ya vienen echando cohetes”. Y comenzó a silbar y a golpear su tambor muy fuerte. Ni cuenta se dio de que la lumbre lo cundía totalmente, ahí se quemó el hombrecito por egoísta.
Lueguito el locuacito llamó a todos los hombres y les fue dando fuego. Todos le agradecieron al locuacito porque, con su idea, todos tuvieron fuego nuevamente.
Ahora después de escuchar el relato, ¿Podrías identificar lo siguiente?
¿De qué forma se inicia la narración?
¿Cómo se desarrolla el relato?
¿Cuáles son los personajes principales?
¿De qué forma se cierra la narración?
¿Qué enseñanzas o valores transmite este relato?
Recuerda que en las narraciones orales se encierran muchas enseñanzas y valores que son muy importantes para la vida comunitaria.
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