Su padre, Osiel Cárdenas Guillen, purga una condena de 25 años en una prisión de los Estados Unidos al declararse culpable de un cargo de narcotráfico, pero sus dos herederas gozan sin remordimiento de las ganancias ilegales que logró durante su mandato en el Cártel del Golfo.
Grecia y Marlene como casi todos los narcojuniors se exhiben en sus redes sociales de su vida de lujo, en sus cuentas de Instagram se muestran en viajes, autos ostentosos y vistiendo su ropa de marca que lucen en eventos de sociedad o en los antros de moda.
Al parecer a ellas no les interesa si la fortuna familiar es producto de las actividades delictivas de su padre y de su hermano Osiel, Osielillo Cárdenas Jr. y/o el Mini Osiel, quien recientemente liberó la justicia de los Estados Unidos.
Las llamadas ‘Kardashian de Matamoros’ pasan sus días en residencias de Tamaulipas y verdaderas mansiones en el Sur del Valle de Texas, propias de magnates petroleros.
Buscan ser influencers y con poses sugerentes donde muestran su anatomía o guardarropa de lujo ganan miles de seguidores.
De un momento a otro pueden estar en las playas del Caribe mexicano o tomar su avión Jet Hawker 800 que las lleva sin contratiempos a vacacionar a destinos de toda la unión americana y otros puntos de Europa como Venecia.
Marlene se casó con el presunto socio de su padre, Carlos Martinez alias “El Cuate”, acusado de ser parte de una red de lavado de cártel y que en la administración del panista Francisco Javier García Cabeza de Vaca recibió concesiones de casinos y de permisos para realizar obra pública en Matamoros.
En su defensa dirán que ellas como su madre Celia Salinas Aguilar, no sabían de las actividades de su padre, y que los lujos y millones de dólares que disfrutan son esfuerzo de su trabajo.
Las mujeres que pelean por el amor de Osiel Cárdenas