Con la publicación del decreto del cierre del penal de Puente Grande en el Diario Oficial de la Nación (DOF), las historias de fiestas, desgobierno, y hasta violaciones de derechos humanos de los internos cobrarán un nuevo sentido.
El Centro de Readaptación Social de Máxima Seguridad quedó desincorporado del Sistema Penitenciario Federal por considerar que no cumple con la meta del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, en el sentido de colaborar con una reinserción social a través de la dignificación y modernización de los espacios penitenciarios.
Aún no se determina dónde serán reinstalados los reos con sentencia o en espera a recibir su condena, así como el nuevo centro laboral de la plantilla y el uso de su infraestructura.
El episodio más oscuro del penal de Puente Grande es sin duda cuando Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán Loera corrompió a las autoridades y con la colaboración del personal logró fugarse por primera ocasión.
Al descubrir el plan y que uno de los facilitadores fue el entonces jefe de Seguridad del centro penitenciario, en la persona de Dámaso López ‘El Lic’, se hizo evidente el desgobierno que prevalecía en la cárcel y las fiestas organizadas por el propio Chapo.
Los testimonios recabados por el periodista Jesús Lemus, en su libro ‘Los Malditos 2’, aseguran que Guzmán Loera ordenaba su comida y tenía acceso a todos los módulos del penal sin restricción.
El escritor tomó como principal referencia a Noé Hernández ‘El Gato’, acusado de abuso sexual y homicidio contra niñas, quien contó que ‘El Chapo’ realizó muchas veces fiestas en el interior del penal. Al capo le gustaba pedir comida, litros de alcohol y contrataba conjuntos musicales para amenizar las fiestas; a sus allegados les daba whisky y al resto de reclusos sólo les permitía tomar una o dos cervezas para no generar problemas.
El Gato sostuvo que en una celebración del ‘Día del Padre’ pasó por alto la regla y los internos se pusieron violentos, por lo que Guzmán Loera jamás volvió a dar una fiesta grupal. Los banquetes, borracheras seguían para los más allegados al sicario y en esas reuniones asistía su socio Héctor ‘El Güero’ Palma.
Años más tarde, se dio a conocer que José Luis Gutiérrez Valencia, jefe del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y concuño de Nemesio Oseguera Cervantes, ‘El Mencho, emuló a los capos.
En un video que se difundió en varios medios se observa a ‘Don Chelo’ festejando en el patio del penal de Puente Grande.
La fiesta fue amenizada por la banda ‘Los Buchones de Culiacán’ y se alcanza a ver que el capo está tomando bebidas alcohólicas y comiendo varios manjares.
A los dos años de ser recluida en el penal de Puente Grande acusada por narcotráfico, Diana Espinosa Aguilar tuvo su primer encuentro con uno de los fundadores del cártel de Guadalajara, Rafael Caro Quintero.
El capo en ese momento pidió hablar con ella, quien junto a 15 de sus compañeras reclusas participó en un certamen de belleza organizado por las autoridades penitenciarias.
Espinosa Aguilar no sólo ganó la corona esa noche, también el corazón de uno de los reclusos más famosos del complejo penitenciario de máxima seguridad. La mujer, de entonces 39 años de edad, relató a la periodista Anabel Hernández que una amiga en común los presentó y desde entonces nacería su relación.
Tras cumplir su condena en 2011, Diana siguió en contacto con Caro Quintero y al ser liberado por una falla en su proceso penal en 2013, por fin, ambos comenzaron a vivir juntos.
Pero de las historias más oscuras que se vivieron en Puente Grande fueron los presuntos suicidios de tres hombre allegados a Nemesio Oseguera Cervantes; sus familiares creen que realmente fueron asesinados por orden de narcos.
La última historia que empañó la, de por sí deteriorada, imagen del complejo fue el contagio de Covid que ocurrió, el saldo fue de más de una decena de reos muertos por el terrible virus.