Contrario a lo que suele suceder con los grandes capos de las drogas, las mujeres relacionadas a los cárteles y que alcanzaron puestos altos en las organizaciones criminales concluyeron sus estudios universitarios.
El caso más evidente es el de Enedina Arellano Félix, la mujer que tomó las riendas del grupo criminal de Tijuana cuando sus hermanos fueron asesinados o aprehendidos; en su biografía compartida por dependencias afirman que es licenciada en Contaduría.
Se le considera como la primera mujer en tomar las riendas de un grupo criminal y afirman que sus estudios los cursó en una universidad de Guadalajara, Jalisco. Allegados a Enedina la califican como una buena administradora y al mismo tiempo muy poderosa en el tráfico de drogas en México.
Sandra Ávila Beltrán, ‘La reina del Pacífico’, también decidió cursar un grado superior y fue de las primeras alumnas de la facultad de Periodismo y Comunicación de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG).
Los compañeros de la mujer más poderosa del narco la consideran como una alumna que llegaba tarde a clases, no se relacionaba con nadie y de no ser por los autos del años en los que arribaba pasaría desapercibida.
La mujer no terminó sus estudios y a partir de dejar la carrera se involucró en el negocio de las drogas.
Una que siguió los pasos de Ávila Beltrán fue Emma Coronel, la esposa de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, inició sus estudios superiores en la Universidad Autónoma de Sinaloa.
Contó que decidió inscribirse a la carrera de Comunicación por petición del propio capo, aunque nunca ejerció su profesión.
Al parecer en la familia de Guzmán Loera se les dio oportunidad a las mujeres a no estar dentro del negocio, Alejandrina Guzmán Salazar, heredera del Chapo, cursó la carrera de Médico Cirujano en la Universidad de Guadalajara (UdeG), de donde egresó en el 2005.
Aparentemente nunca ejerció su carrera y optó por ser empresaria.
Claudia Ochoa Félix es otra de las mujeres del narco que estudió, en muchas ocasiones se informó que egresó como enfermera.