Su aparición como uno de los grupos criminales más dominantes del país fue a inicio de la década de los ochenta y su total consolidación fue en los noventa, cuando comenzaron a ser más vigilados por las autoridades al estar en guerra con el Cártel de Sinaloa, de Ismael ‘El mayo’ Zambada y Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán Loera.
Contrario a las estrategias actuales de las organizaciones criminales, los hermanos Arellano Félix adquirieron terrenos rústicos para construir mansiones lujosas y luego venderlas; los recursos presuntamente provenían del tráfico de drogas.
El semanario Zeta documentó que tan sólo en Jalisco, donde la familia radicó, compraron más de 23 propiedades usando mil millones de pesos para la operación; varias de las casas las revendieron por hasta ocho veces su valor original.
Tras el asesinato del cardenal Juan José Posadas Ocampo, las autoridades les decomisaron 16 propiedades en el Área Metropolitana de Guadalajara (AMG); entre ellas una mansión ubicada en el exclusivo fraccionamiento del Club de Golf Santa Anita, en Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco.
Pero Alicia, madre de los Arellano Félix, recuperó la residencia en junio de 2015, luego de un juicio que duró dos años y en el cual el principal alegato fue que la PGR “nunca comprobó” que el dinero para comprarla tuviera conexiones con operaciones de lavado de dinero. La mansión, de mil 230 metros cuadrados de construcción, es de dos plantas, pintada con colores blanco y azul pastel; cuatro amplias recámaras, estudio, sala, cocina con muebles de madera, comedor y área de televisión; cochera techada con espacio para ocho vehículos; alberca circular con vestidores, baños y cuarto de juegos; una segunda casa separada de la principal y 927 metros cuadrados adiciones de jardines.
Se menciona que de las propiedades aseguradas por las autoridades sólo dos están en resguardo del Servicio de Administración y Enajenación de Bienes (SAE); una funciona como escuela privada, otra como asociación civil que promueve el empleo y una más fue vendida en marzo del 2016.
De las primeras mansiones que adquirió el padre del clan, fue vendida en 1986 por Alicia por más de 30 millones de pesos, la mujer alegó problemas económicos para mantener al menor de sus hijos, Francisco Javier, quien con el asesinato de sus hermanos se convertiría en líder del cártel hasta 2006, cuando lo capturaron en unas vacaciones, pescando en su yate en aguas internacionales de Baja California Sur.
VER: Los Benjamines, la nueva dinastía de los Arellano Félix