Pigmalión es un personaje de la mitología griega, un escultor que se enamoró de una de sus creaciones: Galatea. A tal punto llegó su pasión por la escultura que la trataba como si fuera una mujer real, como si estuviera viva.
El mito del ‘Efecto Pigmalión’ continúa cuando la escultura cobra vida después de un sueño de Pigmalión, por obra de Afrodita, al ver el amor que éste sentía por la estatua, que representaba a la mujer de sus sueños.
En psicología, este pasaje mitológico es considerado como el efecto potencial que se puede tener sobre una persona cuando a ésta se le intenta influir de manera positiva, como a la estatua del escultor.
- TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Guía de CTE Primera Sesión 2019: Educación Inicial
Al igual que en psicología, en pedagogía la teoría sostiene que hay una influencia potencial positiva en la persona sobre la que se ejerce la acción motivacional de la primera. Así, la segunda persona consigue metas que se proponía gracias a la creencia de que puede conseguirlo, y esa creencia le llega gracias a una o varias personas.
Respecto a este mito y su aplicación en el ámbito educativo, el ‘efecto Pigmalión’ es la teoría que sostiene que uno de los factores que influyen en la motivación de los alumnos en el aula sería recibir halagos y acciones de motivación directa o indirecta.
Los profesores formulan expectativas acerca del comportamiento en clase de diferentes alumnos y los van a tratar de forma distinta de acuerdo con dichas expectativas. Es posible que a los alumnos que ellos consideran más capacitados les den más y mayores estímulos, más tiempo para sus respuestas…
Los estudiantes, cuando reciben un trato diferente, responden de otra manera, confirmando así las expectativas de los profesores y proporcionando las respuestas acertadas con más frecuencia. Si esto se hace de una forma continuada a lo largo de varios meses, conseguirán mejores resultados escolares y mejores calificaciones en los exámenes.