El Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS), de la Universidad de Guadalajara (UdeG), abrió un curso de verano especialmente dirigido a niños con altas capacidades.
Con diversos talleres en áreas como nutrición, fisioterapia y microbiología, los 25 niños y niñas aprenden a su ritmo y están en contacto con científicos e investigadores de esta Casa de Estudio.
Los talleres están diseñados especialmente para ellos, con la intención de que descubran sus capacidades y crezca su curiosidad por el mundo que les rodea mediante diversas maneras de aprender, representar y procesar la información, explicó la Directora del Laboratorio de Psicología y Educación Especial del CUCS, María de los Dolores Valadez Sierra.
La idea de darle un giro a los cursos de verano tradicionales surgió luego de que Valadez Sierra realizara una estancia de investigación en Málaga, España, donde conoció un programa llamado “Guíame”, que ofrece talleres cortos a adolescentes y jóvenes para prepararlos hacia la vida universitaria. La doctora adaptó esta experiencia para niños entre seis y ocho años con el objetivo de que tengan una opción de nuevos aprendizajes.
“Pensamos que la estimulación entre más temprana edad sea es mucho mejor. Estos talleres forman parte de todo un curso de verano, y la idea es que los niños tengan la posibilidad de interactuar con un investigador o un especialista en su ramo, para que conozcan lo que se hace en relación con cada área”.
Se busca que los niños tengan una alternativa distinta a lo que ofrecen otros cursos de verano, para que el contenido temático y el aprendizaje estén acordes con sus capacidades y necesidades pedagógicas; pero, ante todo, que atraiga su interés y curiosidad.
Los chicos asistieron al taller “Experimentando las ciencias de la rehabilitación física”, en la Clínica de Terapia Física y Rehabilitación del CUCS; participaron, además, en el de “Platillos creativos”, que fue impartido por nutriólogos del Laboratorio de Evaluación del Estado Nutrición del plantel y en el que realizaron una pizza de brócoli. Otro de los talleres fue “Investigación criminalística”, en el que utilizaron dos animales como personajes para realizar actividades que fomenten la habilidad del pensamiento.
En los talleres que comúnmente se ofertan, el niño se empieza a aburrir porque ya lo sabe, o porque tiene que esperar a que los otros 25 que están en el taller entiendan lo que él ya entendió y aquí vamos al ritmo de ellos, son ellos quienes van guiándonos en los talleres, qué tan rápido tenemos que ir o qué tan lento, para que vayan aprendiendo todo lo que se les va compartiendo”, señaló la especialista.
Abordar a niños que aprenden rápido ha sido un reto para los investigadores y especialistas, pues deben saber responder las preguntas de los chicos y saciar su curiosidad.
Estar en contacto con la ciencia es una experiencia que cualquier niño debería de tener, no sólo aquellos que gozan de capacidades intelectuales más altas al promedio, pues las disciplinas científicas estimulan su curiosidad y creatividad.