Su irrupción en el crimen organizado generó serios problemas de inseguridad en la Ciudad de México y su Área Metropolitana, por lo que los jefes del Cártel de La Unión comenzaron amasar recursos ilegales y para ‘lavar el dinero’ usaron otros negocios como centros de spa, restaurantes y boutiques.
Las bandas rivales desplazadas decidieron cobrar venganza y una de sus estrategias fue la de atentar contra la vida de las parejas sentimentales de las cabezas de La Unión.
Tan sólo entre finales del 2018 y este año se documentó el cruel asesinato de Kenny Finol, quien llegó de Venezuela a México para trabajar como acompañante sexual, y de Gabriela Michel, quien supuestamente realizaba labores para la banda en centros nocturnos.
El periodista Carlos Jiménez documentó que la mayoría de las novias de La Unión residían en las colonias Morelos y Guerrero; donde conocían a los sicarios gracias a sus trabajos.
La scort venezolana apareció muerta y con el rostro desfigurado en Ecatepec, pero fue a principios del 2019 cuando las autoridades detuvieron a su presunto asesino, Brayan Mauricio ‘N’, quien sería conocido como ‘El Pozoles’ o ‘El Brayan’, era jefe de La Unión Tepito.
Al parecer el sicario le exigió a Kenny abandonar México y al negarse comenzó a amenazarla y golpearla.
La banda está relacionada en delitos de narcomenudeo, extorsión, cobro de piso y explotación sexual de mujeres extranjeras.
En marzo de este año, Michel fue ejecutada por un comando en la colonia Ex Hipódromo de Peralvillo, alcaldía Cuauhtémoc.
La mujer presuntamente salía con un jefe de la banda apodado El Bala; además trabajaba como DJ bajo el nombre de Zinner.
Mientras que otras dos mujeres relacionadas a la organización criminal permanecen desaparecidas. Karina Itzel no aparece desde diciembre pasado. Atzín Molina está perdida desde enero del 2019.