Las posadas son una tradición mexicana impuesta por los frailes catequistas durante la evangelización en la Conquista.
Las posadas se celebran nueve días antes de Navidad.
Los evangelizadores idearon las posadas para desarraigar del Panquetzaliztli, nombre que recibió el festejo del nacimiento de Huitzilopochtli, dios de la guerra de los aztecas.
Durante el Panquetzaliztli, los mexicas conmemoraban la llegada de Huitzilopochtli. El mito cuenta que Coatlicue realizada penitencia barriendo el cerro de Coatepec cuando una pluma se posó en su vientre, lo que hizo que quedara embarazada.
Los hijos de Coatlicue, Coyolxauqui y los 400 surianos (o dioses de las estrellas del sur) decidieron matar a su madre debido a la deshonra de haber quedado embarazada.
Pero uno de los 400 surianos los traicionó y le comunicó a Huitzilopochtli los planes de sus hermanos, esto alertó al dios que aún se encontraba en el vientre de Coatlicue.
Cuando Coyolxauqui y los surianos llegaron a la cumbre del cerro de Coatepec, nació Huitzilopochtli armado con una espada serpiente de fuego (llamada Xiuhcóatl), con la que cortó la cabeza de su hermana y lanzó su cuerpo.
En el Panquetzaliztli, los aztecas festejaban este nacimiento de su dios guerrero, y lo hacían con sacrificios humanos de prisioneros y esclavos. Durante el festejo se amasaba una figura de harina de maíz tostado y amaranto con miel de maguey, la cual representaba a Huitzilopochtli, la cual era bañada con la sangre de los sacrificados. Solos los altos gobernantes y sacerdotes podían comer trozos de la figura del dios.
Debido a que el Panquetzaliztli era una de las festividades más arraigadas entre los indígenas, los españoles decidieron crear las posadas, las cuales duran los nueve días en los que los aztecas realizaban los sacrificios.