Su regreso a la televisión en México tuvo que esperar casi seis años, ‘Pequeños Gigantes’ tiene como principal objetivo mostrar a niños con talento para el canto, baile, actuación y comedia.
El show producido por los hermanos Rubén y Santiago Galindo recibió críticas por parte de organizaciones de defensa de los niños al asegurar que explotaban a sus participantes.
Las asociaciones pidieron a la Secretaría de Gobernación hicieran respetar la máxima de la Convención Mundial por los Derechos de los Niños firmada por México, que establece que ningún menor de 14 años de edad puede trabajar.
En su momento, Juan Martín Pérez García, director de la Red por los Derechos de la Infancia en México, refirió que el presentar a niños de entre 5 y 13 años en espectáculos era una clara violación a los acuerdos internacionales para garantizar los derechos humanos y los derechos elementales de las niñas y los niños.
Y la situación se agravaba al quebrantar a la propia Constitución Mexicana, la Ley Federal del Trabajo y la Ley para la Protección de los Derechos de las Niñas, los Niños y Adolescentes de México.
Otra situación que veían con desagrado era la alta exposición a estrés al que sometían a los infantes, así como el obligarlos a actuar como pequeños adultos.
A las quejas de los organismos se sumaron declaraciones de participantes donde señalaban que por cada presentación se les pagaba a ellos y sus padres 2 mil pesos.
Para detener la polémica, Rubén Galindo dio la cara y en diferentes oportunidades negó que ese fuera el sueldo de los niños y reiteró que su producción no ponía en riesgo la integridad o bienestar de los infantes.
Lo cierto es que debido a los altos niveles de audiencia del show en Estados Unidos, México y Puerto Rico; la franquicia se replicó en países como España, Hungría, Polonia, Italia y varios países de América Latina.
En casos como en la ‘Madre patria’ las críticas y reclamos por explotación infantil no se hicieron esperar; pero el éxito del show hizo que Telecinco lo mantuviera en su barra de entretenimiento.
Con la tercera temporada que se emite en México, se revive la polémica sobre si los niños están siendo explotados tanto por la producción como por sus padres, quienes al final son los que firman los contratos de sus hijos.