No por nada es uno de los sitios obligados a visitar en Guadalajara durante la celebración del Día de los Muertos, el Panteón de ?%98Santa Paula, o mejor conocido como Panteón de Belén, es fuente de inspiración de las más escalofriantes leyendas.
Los tapatíos o turistas quedan sorprendidos al saber la historia del niño “Nachito” del “Vampiro” o aquélla donde un joven médico perdió la razón por desafiar a sus moradores.
Sin lugar a dudas, la gaveta más visitada es la del pequeño Ignacio Torres Altamirano, su fama se debe a que es la única tumba que está sin enterrar y llena de juguetes. El sepulcro permanece así porque cada vez que era depositado bajo la tierra el féretro siempre amanecía afuera.
Según explican, se debe a que durante su vida el pequeño desarrolló un pánico a los los espacios cerrados y sin luz, por lo que cada noche dormía con velas a su alrededor.
Actualmente muchos afirman que vieron de entre las tumbas la sombra de un niño que juega y se divierte.
Otra de las leyendas populares es la del “Vampiro de Guadalajara”, el relato comienza hace varios siglos cuando habitó en la ciudad un misterioso hombre que sólo salía por las noches vistiendo siempre ropa negra.
Conforme fueron pasando los días, animales, niños y adultos comenzaron aparecer muertos sin una gota de sangre, los pobladores lo responsabilizaron de la tragedia e idearon un plan para capturarlo.
Al tomarlo a punto de victimizar a un joven, aprovecharon para clavarle una estaca y llevaron el cuerpo al panteón de Belén, lugar donde fue enterrado.
Sin embargo, al día siguiente vieron que la estaca se convirtió en un árbol que salía de entre la gaveta; ahora, cuentan que el día que el árbol rompa la tumba será liberado el vampiro y tratará de cobrar venganza.
Entre las personas enterradas en este cementerio sobresalen los del ex presidente de México, José Justo Corro, mandatario que se ganó el desprecio de los mexicanos por sus leyes.
Se le culpó que a causa de éstas, Texas, Yucatán y Tamaulipas se independizaron del país, por eso, su gaveta que guarda los restos del diplomático luce vandalizada y en total abandono.
Se cree que no murió de manera natural, ya que se considera que fue asesinado 37 años después, en venganza por todo lo malo que hizo en su pasado.
No muy lejos de su tumba está la del tatarabuelo del ex presidente José López Portillo; pero muchos afirman que el féretro fue sepultado sin cuerpo.
La leyenda surgió luego de que José López Portillo y Pacheco padeció una enfermedad que lo mantuvo al borde de la muerte, sus familiares decidieron adquirir de inmediato una propiedad a la que le colocaron su nombre.
Pero el hombre sanó y estuvo con vida hasta 1901, pero en la lápida del Panteón aparece que murió seis años después de la clausura del camposanto.
Otra historia es la del joven José Castro, en la que los visitantes dejan en su gaveta diversos objetos como una muestra de agradecimiento por favores recibidos.
La leyenda relata que este joven falleció a la edad de 29 años. Desde pequeño siempre fue un niño muy enfermizo. Sin embargo, desde que tuvo uso de razón siempre le llamó la atención la medicina.
Se cree que toda persona que acuda a su gaveta en punto de las 12:00 horas del día y le rece una oración haciendo mención – o petición- de una persona enferma, José Castro le dará la sanación.
Para conocer estas historias, los días 1,2, 3 y 4 de noviembre, la Secretaría de Cultura de Guadalajara realizará recorridos especiales a las 20:30, 22:00, 23:30, 01:00 horas, con un costo de 71 pesos por persona.
El Panteón se localiza en la calle Belén 684 al cruce con Eulogio Parra, en el Centro Histórico y los teléfonos son el 36 14 19 78 y 36 13 77 86.