Significado de los altares de Día de Muertos

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En México, la celebración de Día de Muertos, es una de las festividades más importantes del calendario, nacida de largos procesos culturales que involucran a más de 40 grupos indígenas, que superan los seis millones de personas, sostienen rituales asociados con esta celebración.

 

Cabe destacar que en el 2003, la UNESCO realizó la declaratoria sobre la festividad indígena dedicada a los muertos en México como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.

 

Respecto a esta celebración, todas las culturas desarrollan una visión sobre la muerte que les determina su propia vida y pensamiento. Las nociones de divinidades y de la cosmogonía siempre estarán acompañadas por encontrarle un sentido a la muerte. En esta diversidad de visiones, la manera en que nuestras culturas celebran el reencuentro con sus muertos se conforma como una herencia cultural que nos otorga identidad.

 

¿Pero qué significa el altar?

 

De entrada debes saber que el altar es la representación iconoplástica de la visión que todo un pueblo tiene sobre el tema de la muerte, y de cómo en la alegoría conduce en su significado a distintos temas implícitos y los representa en forma armónica.

 

Se trata de un elemento fundamental de esta a celebración en la que los deudos tienen la creencia de que el espíritu de sus difuntos regresa del mundo de los muertos para convivir con la familia ese día, y así consolarlos y confortarlos por la pérdida.

 

El altar, como elemento tangible de tal sincretismo, se conforma de la siguiente manera. Se coloca en una habitación, sobre una mesa o repisa cuyos niveles representan los estratos de la existencia.

 

Los más comunes son los altares de dos niveles, que representan el cielo y la tierra; en cambio, los altares de tres niveles añaden a esta visión el concepto del purgatorio.

 

A su vez, en un altar de siete niveles se simbolizan los pasos necesarios para llegar al cielo y así poder descansar en paz. Este es considerado como el altar tradicional por excelencia. En su elaboración se deben considerar ciertos elementos básicos. Cada uno de los escalones se forra en tela negra y blanca y tienen un significado distinto.

 

En el primer escalón va colocada la imagen de un santo del cual se sea devoto. El segundo se destina a las ánimas del purgatorio; es útil porque por medio de él el alma del difunto obtiene el permiso para salir de ese lugar en caso de encontrarse ahí.

 

En el tercer escalón se coloca la sal, que simboliza la purificación del espíritu para los niños del purgatorio. En el cuarto, el personaje principal es otro elemento central de la festividad del Día de Muertos: el pan, que se ofrece como alimento a las ánimas que por ahí transitan. En el quinto se coloca el alimento y las frutas preferidas del difunto.

 

En el sexto escalón se ponen las fotografías de las personas ya fallecidas y a las cuales se recuerda por medio del altar. Por último, en el séptimo escalón se coloca una cruz formada por semillas o frutas, como el tejocote y la lima.

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