Al ser considerado Guanajuato como “Cuna de la Independencia Nacional” varios de los personajes claves para iniciar con la lucha son originarios de aquella entidad vecina, pero en la entonces Nueva Galicia también había caudillos regionales que buscaban crear un nuevo país.
Entre los nombres de ilustres insurgentes destacan Pedro Moreno García, considerado como benemérito de la Patria en grado heroico. Se le recuerda por rechazar varios ataques del Ejército Realista en el Bajío y Los Altos con guerrillas conformadas por familias de Lagos de Moreno y algunos de sus trabajadores. Murió en octubre de 1817 luego de refugiarse en el rancho del “Venadito”.
Su esposa Rita Pérez de Moreno también lo acompañó en sus ideales independentistas.
Encarnación Rosas mucho tuvo que ver para que el movimiento de Independencia en la Nueva España siguiera vivo a pesar de la captura de los iniciadores de la gesta, junto a Marcos Castellanos, Luis Macías Brigadier, José Santana, Nicolás Padilla, Julio Navarro, protagonizaron uno de los episodios más trascendentales de la guerra.
Por más de cuatro años representaron la resistencia Insurgente y a ultranza defendieron la Isla de Mezcala y el ideal independentista de las fuerzas del intendente de la Nueva Galicia, Don José de la Cruz.
Su triunfo en decenas de batallas fue gracias a la construcción de un Fuerte que sirvió como refugio de los habitantes de los poblados aledaños al Lago de Chapala.
Murió antes de ver el inicio de la Guerra de Independencia, pero es considerado como promotor de la autonomía y la independencia de México.
Debido a que le propuso al virrey José de Iturrigaray convocar a todos los Ayuntamientos de la Nueva España para formar un gobierno provisional apoyado en el pueblo y a no reconocer monarca alguno que no fuese de la estirpe real de los Borbones; fue acusado por el gobierno español de traidor y se le encerró en el arzobispado de México, lugar donde amaneció muerto el 4 de octubre de 1808.
Otros nombres que sobresalen son los de Valentín Gómez Farías, quien fue Presidente de la República y diputado del primer Congreso Constituyente de 1824, así como Juan Nepomuceno Cumplido y Rodríguez, quien le correspondió promulgar la primera Constitución del Estado de Jalisco.
