El 12 de agosto de 1911 nació en la Ciudad de México, uno de los grandes actores que ha dado este país, Mario Moreno ‘Cantinflas’, quien con su estilo único, se convirtió en mundialmente célebre.
Su talento le llevó a protagonizar un par de películas en Hollywood (La vuelta al mundo en 80 días y Pepe), además de España (Don Quijote cabalga de nuevo).
Su estilo lo marcó desde sus inicios en las carpas, donde además nació el mote que le marcó para siempre. Parte de haberse convertido en un cómico inmortal, está ligada a su disparatada e inagotable verborrea.
Su personaje basó su comicidad en unas reacciones ingenuas, en su asombrosa naturalidad y en sus personalísimos y desvariados monólogos, continuos, embarullados, inagotables, auténtico flujo del más delirante verbalismo que empezaba con inusitada fluidez y terminaba en balbuceos y galimatías ininteligibles, en interminable verborrea, mientras movía incansablemente su mano izquierda para acompañar la insólita proliferación de sus muecas.
Ello provocó que en 1992, la Real Academia Española (RAE), incluyera ‘Cantinflear’, como un verbo intransitivo definido como: ‘Hablar o actuar de forma disparatada e incongruente y sin decir nada con sustancia’. Posterior a esta fea, la misma RAE, también añadió los adjetivos cantinflesco, cantinflero y acantinflado y el sustantivo cantinfleo.
De acuerdo con declaraciones de aquellos años, la propia Academia no guarda registros de quien propuso la incorporación de la palabra aquel año, pero ya en 1958 el escritor español Miguel Delibes en su novela ‘Diario de un emigrante’ hace uso de la palabra.