Lejos de las pensiones millonarias para los expresidentes y en una época muy caótica para México, hubo un ex mandatario que salió del país para dar clases de canto y así poder hacer frente a sus apuros económicos.
Adolfo de la Huerta es el nombre de este político que gobernó el país por medio año y que en ese periodo pudo pacificar a la población.
En sus memorias publicadas por Ediciones Guzmán, recuerdan al político como una persona comprometida con las causas sociales y que su verdadera pasión era la música.
De la Huerta estudió en la Escuela Nacional Preparatoria en la Ciudad de México, ahí perfeccionó su talento para tocar piano, violón e incluso canto.
Aunque su vocación musical la dejó a un lado luego de enrolarse con Bernardo Reyes y el partido antirreleccionista en Guaymas, Sonora, su ciudad natal.
Gracias al triunfo de Francisco I. Madero en la Revolución, Adolfo pudo ocupar cargos públicos como Diputado Local, oficial mayor de la Secretaría de Gobernación, gobernador provisional de su entidad, senador y diplomático en varios países.
La presidencia le llegó de sorpresa a Adolfo de la Huerta, quien por encargó de Álvaro Obregón convocó a nuevas elecciones.
Por su lealtad mostrada, Obregón lo puso como Secretario de Hacienda en su administración, pero un grupo antagonista lo culpó de haber cometido errores administrativos durante su mandato.
Situación que lo llevó a romper relaciones con Obregón y fue entonces que el partido Cooperativista le ofreció ser su candidato a la Presidencia.
Sobrevivió a varios intentos de asesinatos, pero no pudo evitar la llegada de Plutarco Elías Calles a la silla de México, fue entonces que huyó a Estados Unidos.
Estableció su domicilio en Los Ángeles, California, donde decidió abrir una escuela de música para poder mantener a su familia.
Sus biógrafos aseguran que en Hollywood tuvo de alumnos a Antonio Aguilar y a Enrique Caruso hijo.
Al estabilizarse la situación del país, de la Huerta regresó a México, donde fue invitado por el actual presidente Lázaro Cárdenas del Río a desempeñar un cargo como visitador general de Consulados Mexicanos en Estados Unidos. En la administración de Manuel Ávila Camacho fue nombrado como director general de Pensiones Civiles de Retiro y con Adolfo Ruiz Cortines se mantuvo en la administración.
Murió en 1955 y es recordado como el presidente más modesto en la historia de México.
