Si la leyenda de la Casa de los Perros se envuelve en una historia de espanto también lo es la tumba de su primer dueño, cuyos restos descansan en un mausoleo del panteón de Mezquitán.
En la época de la Colonia Jesús Flores, un hombre acaudalado de Guadalajara, fue el primer propietario de la Casa de los Perros, quien al enviudar se casó con una mujer más joven.
La nueva esposa hizo a su marido construir un segundo piso a la vivienda, además se le colocaron las estatuas de dos perros que a la postre le darían fama entre los tapatíos.
Como Jesús era un hombre de casi 70 años cuando se casó con su segunda esposa pronto no pudo cumplir con las encomiendas maritales, por lo que su esposa sostuvo un romance con el mayordomo de su marido.
Al poco tiempo Jesús Flores murió, por lo que la nueva pareja fijó como su residencia la Casa de los Perros.
Después la pareja cambió de domicilio ya que se decía que el alma de Jesús habitaba en la casa y hacía imposible la vida a su viuda y al mayordomo.
Más tarde fue cuando se comenzó a correr la leyenda de que la persona que se presentara sola a las 12 de la noche y rezara a la luz de una vela un rosario completo sería el propietario de la finca.
Muchos lo intentaron pero no pudieron, ya que en los primeros misterios salían corriendo o quedaban desmayados al escuchar que una voz de ultratumba les contestaba cada plegaria del rosario.
A la muerte de Jesús Flores su cuerpo fue enterrado en el panteón de Mezquitán y ahí también se dice que quien vaya solo a las 12:00 de la noche al cementerio y rece completo el rosario duraante nueve días será el propietario de la Casa de los Perros.
Actualmente la finca es administrada por el Ayuntamiento de Guadalajara y actualmente laberga al Museo del Periodismo y las Artes Gráficas.
Hasta el momento nadie ha logrado quedarse con la finca ya sea rezando en la casa o al pie de la tumba de Jesús Flores.