Con un talento increíble para distribuir el juego desde el medio campo, Alberto Onofre era la promesa de Chivas y de la Selección Nacional para triunfar en el mundial de 1970.
Sin embargo, a cuatro días del partido inaugural, el destino le jugó una mala pasada que terminó con su prometedora carrera en el futbol mexicano.
Onofre era el medio campista más talentoso de la selección nacional y con apenas 23 años se había ganado la titularidad del combinado que dirigía Raúl Cárdenas.
El 27 de mayo de 1970 Onofre disputaba un partido de entrenamiento con el resto de los seleccionados nacionales. El encuentro se desarrollaba bajo la lluvia y al disputar un balón resbaló y choco contra Juan Manuel Alejandrez.
Por la inercia de la jugada el tapatío aflojó la pierna izquierda, la cual recibió la mayor fuerza del impacto lo que le provocó una fractura de tibia y peroné y por ende quedar fuera del mundial.
La lesión fue de gravedad ya que tuvo que estar enyesado por nueve meses y una rehabilitación de dos años, pero al no poder recuperarse totalmente se retiró del mundo de las canchas a los 27 años para integrarse a su oficio de tornero.
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Quizás el golpe más duro fue en lo emocional, ya que tras la lesión no tuvo apoyo psicológico para reponerse de la tragedia de quedar fuera del Mundial en un partido de entrenamiento.
Para Alejandrez significó también el declive de su carrera, ya que de ser titular en la selección se quedó en la banca y no jugó el Mundial como lo comenta el escritor Juan Villoro en un artículo de la revista Letras Libres.
La lesión de Onofre significó un golpe muy duro para los aficionados mexicanos ya que era el hombre más talentoso estaba fuera de la Copa del Mundo y la esperanzas de trascender estaban rotas.
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