Por sus aportaciones en el ámbito de la educación en el siglo pasado fue que Irene Robledo García se convirtió en la primera mujer cuyos restos descansan en la rotonda de los jaliscienses ilustres.
Irene Robledo nació el 5 de abril de 1890 en Guadalajara y su vocación siembre fue la de educadora ya que en 1905 se inscribió en la Escuela Normal de Guadalajara. Par 1914 ocupó la dirección de la escuela primaria 14, años después fue directora de la Escuela Preparatoria y Normal para Señoritas. Durante su gestión implementó programas de desayunos escolares para niños de escasos recursos.
Por su trayectoria en 1925 fue invitada por el gobernador Guadalupe Zuno a ser de la reapertura de la Universidad de Guadalajara.
Irene Robledo rompió con los estereotipos del género femenino de principios del siglo XX al graduarse de maestra normalista, enfermera, médico homeópata odontóloga y trabajadora social.
Además fue maestra de matemáticas y civismo e impartió clases en el Universidad Obrera de Jalisco se vinculó a las alfabetización de obreros y ancianos además de crear escuelas nocturnas para trabajadores e instauró una casa hogar para los hijos de madres trabajadoras.
En 1953 fundó las Escuela de Trabajo Social de la Universidad de Guadalajara siendo su mayor legado ya que ahí pudo cristalizar sus mayores proyectos de la educación.
En 1972 recibió el doctorado Honoris Causa a manos del entonces presidente Luis Echeverría Álvarez y del rector de la UdeG, José Parres Arias.
Esta distinguida jalisciense murió el 8 de agosto de 1988 a los 98 años de edad. Fue sepultada en el panteón de Mezquitán pero en el año 2000 el Congreso de Jalisco autorizó que sus restos fueran trasladados a la rotonda de los jaliscienses ilustres.
En el año 2005 la Universidad de Guadalajara instituyó la presea al servicio social Irene Robledo García que se otorga a personas destacadas en hacer servicio social.
